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La
sociedad hab韆 impuesto un modelo en
el que las madres inculcaban a sus hijas el esp韗itu de sacrificio
respecto del marido y de los hijos, y
ten韆n que aguantarlo todo, tanto el
maltrato f韘ico como el psicol骻ico,
ya que salvaguardar el matrimonio
estaba por encima de todo, incluso de
la propia vida. |
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ctualmente
uno de los temas que m醩 da que hablar y que
logra imponerse, normalmente, como eje
tem醫ico en las tertulias de cualquier nivel
social son los problemas matrimoniales o de
pareja, sobre todo cuando 閟tos tienen su
origen en los malos tratos o en los enga駉s
(o 搇os cuernos? como espeta en sutil
met醘ora el lenguaje coloquial).
La
moral nacional del catolicismo impuesta en
Espa馻 por el r間imen de Franco, que
perdurar韆 en nuestra sociedad hasta la
llegada de la Democracia a finales de los 70,
iba a relegar a la mujer en un segundo plano y
sin poder de decisi髇. La sociedad hab韆
impuesto un modelo en el que las madres inculcaban a sus hijas el esp韗itu de sacrificio
respecto del marido y de los hijos, y ten韆n
que aguantarlo todo, tanto el maltrato f韘ico
como el psicol骻ico, ya que salvaguardar el
matrimonio estaba por encima de todo, incluso
de la propia vida. Por esa 閜oca, el divorcio
no estaba legalmente reconocido, incluso la
separaci髇 era entendida como una verg黣nza
para la mujer que la llevaba a cabo.
Afortunadamente, este estado de cosas ha
cambiado mucho en la actualidad, tanto en las
causas como en las consecuencias. Hay que
reconocer que, con el aire fresco de nuestra
joven democracia, esto ha ido mejorando mucho
en los 鷏timos a駉s, aunque a鷑 queda
camino por recorrer hasta lograr la plena
igualdad entre hombre y mujer.
Las
causas del aumento de rupturas matrimoniales
son muy variadas. 趌timamente se est? produciendo un gran aumento de separaciones
que tienen su motivo en los malos tratos de
que es objeto la mujer. No es que el 韓dice
de divorcios o separaciones se haya disparado
caprichosamente, como algunos creen. La
Sociolog韆 ha constatado que el maltrato a la
mujer siempre ha existido en mayor o menor
medida y, en consecuencia, la ruptura del
matrimonio se ha dado de manera m醩 o menos
inmediata. Lo que ocurre es que ahora este
hecho se da a conocer a trav閟 de los medios
de comunicaci髇, cosa que antes se ocultaba,
y, adem醩, la legislaci髇 vigente penaliza a
los maltratadores severamente protegiendo a la
parte m醩 d閎il en todo esto, que no es otra
que la mujer. Ahora, las mujeres se han
decidido por denunciar a sus maridos
maltratadores, sabiendo que se sienten
respaldadas por las decisiones judiciales,
algo que en etapas anteriores era impensable.
La
otra causa que se adjudica un gran porcentaje
en la tasa de separaciones conyugales es la
infidelidad. El tema de la infidelidad se
soporta cada d韆 menos. Hoy en d韆, las
parejas no suelen durar mucho debido a la
extrema facilidad con que se establecen y,
tambi閚, se destruyen las relaciones entre un
hombre y una mujer. El aspecto m醩 frecuente
que adopta la infidelidad en nuestros d韆s,
lo aporta el llamado 搑ollo de una noche?
esa inesperada relaci髇 que surge
involuntariamente entre dos personas se
conocen en una fiesta, en una discoteca o son
presentadas en un 揵otell髇?cualquier
fin de semana y en cualquier calle. Sin
pretenderlo, entablan una incipiente amistad,
pasan al 揺jercicio carnal?y, luego, si
te vi, no me acuerdo. Se observa incluso el
relevante papel que la mujer est?adquiriendo
鷏timamente a la hora de tomar la iniciativa
en inicio de este tipo de relaciones fugaces.
Los
matrimonios entre j髒enes, sobre todo, no
parecen estar por la labor de prolongar una
relaci髇 con otra persona durante demasiado
tiempo. A la m醩 m韓ima discusi髇 o
problema que surja en la pareja, 搒e van con
la m鷖ica a otra parte? Eso de aguantarse
el uno al otro hasta que la muerte se
interponga ha pasado a mejor vida. Tambi閚
est?claro que se lucha menos por mantener
una estabilidad en las relaciones: la gente no
aguanta ni un d韆 de malestar a no ser que la
separaci髇 suponga una larga tramitaci髇
burocr醫ica con implicaciones pecuniarias o
afecte a terceras personas, como pueden ser
los hijos, ya que 閟tos son siempre ―no
quepa la menor duda― los m醩
perjudicados en este tema. De cualquier
manera, cuando una relaci髇 no funciona, lo
mejor es dejarla, y, as? todos sufrir醤
menos.
Adem醩
de estas causas, ahora hay otros factores que
tambi閚 ayudan a explicar este aumento de
separaciones. Citemos s髄o dos a t韙ulo de
ejemplos: la independencia econ髆ica de la
mujer, ya que 閟ta no depende del sueldo del
marido para vivir, y una mayor valoraci髇 de
la mujer debido a la apertura al mundo laboral
y de los negocios, ya que le ha permitido
generar una aceptaci髇 de s?misma dif韈il
de conseguir en otros tiempos.
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Los
matrimonios entre j髒enes, sobre
todo, no parecen estar por la labor de
prolongar una relaci髇 con otra
persona durante demasiado tiempo. A la
m醩 m韓ima discusi髇 o problema que
surja en la pareja, 搒e van con la
m鷖ica a otra parte? |
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De
esta manera, si la mujer deja al marido ahora,
no tiene por qu?pens醨selo dos veces,
puesto que puede valerse de su trabajo para
salir adelante y no estar supeditada al sueldo
de su compa馿ro. Esto le da una absoluta
libertad a la hora de tomar determinaciones de
todo tipo. Del mismo modo, la formaci髇 de
las mujeres ha crecido espectacularmente en
las 鷏timas d閏adas. Ahora podemos verlas
dirigiendo empresas y ocupando puestos de gran
responsabilidad en la vida p鷅lica y
pol韙ica de nuestro pa韘. Incluso algunos
partidos pol韙icos han establecido la llamada
揷uota del 50%?a la hora de confeccionar
las listas electorales.
Desde
luego, los problemas antes referidos exist韆n
desde antiguo, y si la mayor韆 de los
matrimonios de antes duraba toda la vida, era
debido a que no exist韆 otra alternativa para
la mujer que aguantar pacientemente, pero
ahora, al igual que avanzan las tecnolog韆s,
los modos de vida en pareja tambi閚, y 閟tas
son las razones por las que hoy d韆 las
separaciones y divorcios van aumentando.
Con
todo, a鷑 cabe otra explicaci髇 del
progresivo deterioro de las relaciones
conyugales. Cierto es que todo cambia.
Evolucionan las costumbres, la tecnolog韆, la
forma de vida y, c髆o no, la forma de ver las
relaciones de pareja. Y es que con el ritmo de
vida al que estamos sometidos y la presi髇
que sobre nosotros ejercen determinados
factores antes inexistentes o, al menos, menos
asfixiantes (las hipotecas, el vestuario de
los hijos, las obligadas vacaciones estivales,
la puesta al d韆 de los electrodom閟ticos,
etc閠era), no nos damos cuenta de que cada
vez dedicamos menos tiempo a nuestra pareja,
cada vez dialogamos menos con nuestros hijos,
cada vez dedicamos menos tiempo a nuestra
familia... y eso, al final, nos pasa factura.
No nos quepa la menor duda.