N.? 50

JULIO-AGOSTO 2007

1

 

  

 

SIN SALIDA

Lorena Gonz醠ez Jim閚ez

  

  

C

orro hacia un lugar, no me detengo para mirar atr醩, el miedo recorre todo mi cuerpo; huyo. Pero 縟e qu? estoy huyendo? Supongo que del inmundo pa韘 donde vivo. Aqu?no hay nada, y lo que tengo, realmente, no es m韔.

Est醤 tocando a la puerta, ya estoy preparada, tan s髄o me falta la coca, alimento que me ayuda a seguir, vitamina que me lanza hacia delante; r醦idamente la espiro hacia mi cuerpo, pronto har?que mi tristeza desaparezca.

Vuelven a tocar a la puerta, este hombre est?loco, no para de gritar. Corro hacia la puerta, voy torpe, pero consigo llegar. Abro y no hay un simple “hola”, tan s髄o un “corre”. 縃abr?un momento en mi corrompida vida donde no deba correr?

    
      

 

Salimos a la calle, tan s髄o hay dos grados de temperatura, el fr韔 me hiela el alma, me entristece el coraz髇, me mata lentamente.

   

El est鷓ido me dice que voy demasiado abrigada, una falda excesivamente cerca de las rodillas; sin pensarlo, la raja. Por si fuera poco, me arranca parte de los botones de la blusa.

Salimos a la calle, tan s髄o hay dos grados de temperatura, el fr韔 me hiela el alma, me entristece el coraz髇, me mata lentamente. Espero que mi droga haga efecto pronto. Me subo al coche y arranca con demasiada brusquedad; con tal velocidad, no s?si llegaremos al lugar adonde nos dirigimos.

No es un viernes cualquiera, lo noto en el ambiente, algo raro pasa, no vamos en la misma direcci髇 de siempre, 閟te no es el camino del burdel. Quiz醩 no trabaje, quiz醩 todo cambie; las ilusiones se esfuman de mi pensamiento como lo hace el humo de los porros de cada noche, veo el cartel donde hay escrito “pol韌ono”, no me da  tiempo a leerlo cuando me obliga a bajar del coche; mi pesadilla no ha hecho  m醩 que comenzar.

Me adentro en la oscuridad de este sucio lugar, a un lado y a otro a鷑 puedo ver, por unos instantes, a damas casi privadas de sus ropas.

De repente, un calor me penetra por todo el cuerpo como si fuera una hoguera en lo m醩 profundo de mis entra馻s; ya estoy sola; no veo a nadie, tan s髄o unas luces que se aproximan a m?cada vez m醩. Involuntariamente, mi cuerpo me lleva, finjo desesperaci髇, quiero lo de todos los d韆s, tengo hambre, hambre de pasi髇, 縬u?digo? 縌ui閚 piensa por m? No lo comprendo, son momentos de desesperaci髇. Del interior del coche alguien me llama; a lo lejos, escucho voces de mujeres, me insultan,  “縬uieres?” Es lo 鷑ico que acierto a decir, me subo al coche sin m醩.

Miro a un lado y solamente veo oscuridad, miro al otro lado y veo a un tipo que llenar?mi cabeza de esa misma oscuridad. Puedo notar algo en mi pierna, se desliza r醦idamente como gusano por la tierra; me inquieto, aunque sea mi trabajo, no estoy dispuesta a perder mi vida en una carretera. Menos mal, para en un hostal, sucio e inmundo. Lo 鷑ico que me dice es “vamos, puta”.

El efecto de la droga hace que me r韆 a carcajadas y poner cara de ni馻 mala. Me coge del brazo y me arrastra hasta la puerta del infierno, mi infierno habitual.

Abre la puerta de la habitaci髇, 縟髇de estoy?; justo cerrar la puerta, empiezo a percibir el mundo bajo mis pies. Noto algo h鷐edo por mi cuello, desliz醤dose cada vez m醩 cerca de mis pechos, no queda m醩 que aguantar, es mi trabajo, es mi vida. Nadie puede imaginar lo repulsiva que me siento. Me aprieta de forma brusca y me echa a la cama, aldita hora en la que pregunt? Opongo algo de resistencia, no quiero. Mi estado era efecto de la droga, ya he vuelto en m? Me est? gritando y apretando mis manos fuertemente contra la almohada. Puedo notar, de nuevo, algo h鷐edo, ya en el pecho; sin que me d?tiempo a reaccionar, me arrebata la blusa, no era algo muy dif韈il de conseguir.

Atraviesa mi ser con toda la fuerza del mundo, noto que el dolor de mi coraz髇 me asfixia, me va matando.

El tipo ya est?semidormido, es mi oportunidad para coger el dinero que pueda e irme.

Voy por la carretera, sola y andando, espero que alguien me ayude. En el transcurso del tiempo que ando, paso fr韔, necesito m醩 coca韓a, es mi motor y mi abrigo.

Lleg?de nuevo al sitio de donde part?al infierno, vuelve la oscuridad a m?

Se acerca alguien, son pasos fuertes, es Adolff, mi jefe. Me pide el dinero, se lo doy y le parece poco, me tira de los pelos y me advierte de que quiere m醩, si no… no hay m醩 droga. Eso me llega al alma. Se larga.

De nuevo, oigo pasos que se acercan, esta vez no es 閘; sin m醩 miramiento, me veo en el suelo, miro para arriba y veo a una desali馻da mujer. Dice que estoy en su zona y que le robo clientes. o que faltaba, otro coche!

“h, t?”, es a m? la mujer me mira, si es posible, con m醩 odio que nunca, el miedo se aparta de mi rostro para dar paso, de nuevo, a la tristeza.

En el asiento trasero en el que voy hay un chico joven, calculo unos diecinueve a駉s, el que conduce es mayor. Cuando veo su cara, imagino que es su padre, por el tremendo parecido que poseen los dos. Me entristezco cada vez m醩, pero las palabras de Adolff vuelven a mi mente, si no hay dinero, no hay droga.

    

      

Voy al ba駉, me preparo un ba駉 caliente, termino y esnifo la raya. Esta noche dormir? tranquila.

 
      

El chico parece t韒ido, no me toca, ni siquiera me mira. De repente, el coche para, se abre la puerta y el padre obliga al hijo a que me toque, que me haga lo que quiera, que para eso estoy. Es verdad, para esto vivo. Se esfum?del chaval aquella timidez.

Al pagar, se muestran esquivos, me dan unos cuantos marcos y, para mi sorpresa, una raya.

Bajo del coche y ah? a lo lejos, puedo ver como Adolff se acerca hacia m? Se afana por quitarme el dinero, la raya me la he escondido en mi ropa interior. “Te portas mal, vete a tu casa, sin droga, sin dinero y sola”. Antes de que cambie de idea, huyo.

Son las cinco de la ma馻na, entro en mi casa. Voy al ba駉, me preparo un ba駉 caliente, termino y esnifo la raya. Esta noche dormir?tranquila.

Entro en el dormitorio y… “縬u? haces aqu? Adolff?”, est?en mi cama, desnudo. No puedo reaccionar, me veo envuelta en sus garras como presa atrapada por un tigre. 縋ara esto me ha mandado a casa? No me atrevo a preguntar.

Se sienta encima de m?y de repente siento calor en mi mejilla, ahora no es la coca韓a; Adolff me ha dado una bofetada. Estoy confusa. S髄o me dice que ya no ir?m醩 a donde he ido esta noche, que, a partir de ma馻na, cuando desaparezcan las ilusiones de mi cabeza, ir?al nuevo burdel de la ciudad. “All?estar醩 hasta que me harte de ti”. Con esto, desapareci?de mi vista, se esfum?

Est醤 tocando a la puerta, ya estoy preparada, hoy no me queda droga. Salgo antes de que empiece a gritar el loco de todos los d韆s, tal vez por miedo a otra bofetada o a algo m醩, no lo s?/span>.

Me subo al coche, esta vez en direcci髇 al infierno puro.

Llegamos al lugar. Lleno de luces parece una feria, un tiovivo tengo en mi vida, que gira y gira y siempre vuelve al mismo lugar.

Voy a camerinos. All? decenas de chicas en mi situaci髇; unas r韊n, otras lloran y otras, seres inertes deambulando por all? ya no les queda nada. En mi tocador encuentro una papelina, no tardo en introducirla en mi peque駉 cuerpo.

Me veo bailando sobre un escenario ilumin醤dome la cara y no dejando ver casi a mi alrededor. Mi ropa se pega al cuerpo, casi pueden verse mis sentimientos. Noto el efecto de la coca韓a, ya no soy yo, gateo, me insin鷒, me desnudo… junto a m? otra chica en la misma situaci髇, tonteamos.

Adolff viene en mi busca, me felicita porque he conseguido, o, mejor dicho, ha conseguido un cliente para m? Me espera en la primera planta. Voy subiendo escaleras, quiero que se alarguen, pero, traicioneras, se acortan a cada paso que doy. Suspiro al llegar a la habitaci髇 y abro la puerta.

Entro, veo a un hombre joven y apuesto sentado en la cama. Le sonr韔 y comienzo mi trabajo. Para mi sorpresa me pide que pare, que no siga, no est?aqu?para eso. Se llama Alex y le he gustado, que le ha pagado a Adolff 1.200 marcos alemanes para que me trajera a este sitio. No le creo y comienzo a insultarle. Me abraza y consigue calmarme con un beso dulce y c醠ido en los labios, a駉s hace que no me besan as? Esta vez el efecto de la droga no me hace desvariar, es la realidad, mi realidad. Me da una tarjeta y se va. Anonadada me quedo en aquella putrefacta habitaci髇 hasta que vuelvo en m?

Bajo al sal髇 y me obligan a subirme al escenario. Mientras bailo, puedo ver con dificultad a Alex sentado en la barra, mir醤dome fijamente, me sonr韊; ya no me importa nada, empiezo a ver una peque馻 luz en mi vida.

Me llaman de nuevo, debo subir a la habitaci髇 otra vez. Subo entusiasmada por volver a ver a Alex, mi ilusi髇 se desvanece cuando, al entrar, puedo ver en la cama a un hombre, grasiento y sudoroso. Sonr韊 como un cerdo revolc醤dose en el barro. Vuelvo de nuevo a mi vida y la droga a hacer efecto en mi ser.

No opongo resistencia, la coca韓a me ayuda para imaginarme con Alex. Acabamos y me voy corriendo. Adolff, contento, me paga y me deja marchar a mi casa. Me lleva 閘 en su flamante coche nuevo.

   
      

 

Una, dos, tres, luces, bocinas, gritos. Tumbada en la cuneta de la carretera, no logro recordar lo que ha pasado, estoy sola e inm髒il.

   

Volviendo a recordar la situaci髇 de hoy, me voy quedando dormida, sin m醩.

Est醤 tocando a la puerta, ya estoy preparada, por suerte hoy tengo mi vitamina, mis fuerzas para seguir adelante; no es la coca, es mi recuerdo por aquel beso dulce que me regalaron ayer.

Comienzo a bailar y all?est?otra vez, es Alex. Me sonr韊 y me hace un gesto con la cabeza. Me mira, le miro. Me sonr韊, le sonr韔. As?pasa la noche.

Al entrar al camerino veo un ramo de rosas rojas, rojas como el carm韓, rojas como mi coraz髇. Alex, me espera en la habitaci髇.

Corro y corro como nunca lo he hecho antes, esta vez lo hago con una desesperaci髇 diferente. Entro en la habitaci髇 y lo veo, tumbado en la cama, desnudo. No me importa la humedad recorriendo mi cuerpo, tampoco que estallen los botones de mi blusa, no me importa nada, estamos solos, Alex y yo.

Llega el fin de nuestra pasi髇 cuando me pide que me vista r醦idamente, nos vamos. “緼d髇de?” No lo entiendo. “No hagas preguntas y v韘tete”.

Al pasar por la barra, Adolff se despide de m?con una gran sonrisa, confusa no s?ad髇de voy.

Subo al coche, en la parte de atr醩 hay maletas, las reconozco, son m韆s. Alex me dice que vamos a su pa韘, a Espa馻, y que me ha comprado a Adolff. “縌u?”

Me veo envuelta entre las aguas de un mar sin fondo, me hundo, no puedo respirar, no entiendo nada, no s? ad髇de voy a  ir a parar. Alex r韊 sin parar “縫ensabas que me hab韆s gustado de verdad?, 縬ue estaba enamorado de ti? ngenua! Soy otro m醩 del negocio”.

Quiero abrir la puerta del coche, lanzarme sin pensarlo dos veces, no puedo m醩, prefiero arrojarme al asfalto que seguir viviendo as? sin vida. Alex me impide hacerlo, ha pagado mucho dinero como para perderlo todo tan simplemente.

Llegamos al aeropuerto, me da mi pasaporte, pero… no recuerdo haberle dado el m韔, me saludan como se駉ra Palacios, 縋alacios? Ese apellido no se parece en nada al m韔 y no es alem醤. Mi pasaporte es falso. Ya no tengo identidad.

Cuatro horas de vuelo, sin hablar, sin mirar, sin apenas respirar. Solamente pienso en c髆o empez?todo esto.

Me instalo en un putrefacto y sucio burdel sin ventilaci髇 alguna.

Tomo mi raya, la ten韆 desde mi pasada noche. Ya estoy lista para comenzar a trabajar, para venderme de nuevo.

Bajo a la calle, hay much韘imas luces y chicas f韘icamente parecidas a m? supongo que enga馻das de la misma forma que lo hicieron conmigo. No es justo.

Veo focos de coches y uno se para delante de m? subo de forma insinuadora y provocativa, espero gustar. No soy yo la que habla, ya soy otra persona.

Salimos de la ciudad, nos adentramos en la carretera, noto unas manos fr韆s acariciando mi cuerpo, grito que me suelte, no quiero perder mi vida en una carretera, pero 縬u?mas da? No me hace caso, gritos, risas, m鷖ica, al tipo le gusta el peligro.

Una, dos, tres, luces, bocinas, gritos. Tumbada en la cuneta de la carretera, no logro recordar lo que ha pasado, estoy sola e inm髒il. Nadie viene, esta vez no puedo correr.

Miro a un lado y s髄o veo oscuridad, miro atr醩 y hay una vida sucia y sin nada, miro al otro lado y vuelvo a ver oscuridad, miro para adelante y veo una luz blanca, me decido, corro hacia ella, me dejo llevar para  llegar a mi fin.

  

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Lorena Gonz醠ez Jim閚ez (Lleida, 1985) realiz?los estudios primarios entre Lleida y Co韓, donde se traslad?en el verano de 1995. Curs?los estudios secundarios en el centro Cooperativa de Ense馻nza Ntra. Sra. De Lourdes y en el I. E. S. Licinio de la Fuente, ambos en Co韓. Ha participado en varias ediciones en el concurso “Relatos Cortos de la ciudad de Co韓”, quedando en tres ocasiones como finalista. Actualmente, estudia 3?curso de Magisterio de Educaci髇 F韘ica en la Facultad de Ciencias de la Educaci髇 de la Universidad de M醠aga.

  

  

GIBRALFARO. Revista de Creaci髇 Literaria y Humanidades. A駉 VI. N鷐ero 50. Julio-Agosto 2007. ISSN 1696-9294. Director: Jos?Antonio Molero Benavides.  Copyright ?2007 Lorena Gonz醠ez Jim閚ez. ?2002-2007 EdiJambia & Departamento de Did醕tica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educaci髇. Universidad de M醠aga.

  

  

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