(Una habitaci髇 del Palacio Farnese.)
Los agentes de Scarpia no han podido encontrar
al fugado Angelotti, pero han detenido a
Cavaradossi, acusado de haberle ayudado a huir.
Scarpia ordena torturar a Cavaradossi para que
lo confiese. Poco despu閟, Tosca escucha c髆o su
amado grita por el dolor...
odo se dice en un italiano que no comprende.
Mira la car醫ula de la casete y lee, por en閟ima
vez, que Pl醕ido Domingo es Cavaradossi, que
Renato Brus髇 es el malvado Scarpia y que Renata
Scotto es la Tosca, de quien 閘, tambi閚, est?
enamorado.
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Acto II. El Palacio Farnese. Oficina
de Scarpia.
Escena de "Tosca", 髉era de Giacomo
Puccini (1858-1924).
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Hace poco que ha averiguado el argumento de la
髉era, al leer un suplemento dominical en el
Centro Recreativo y Cultural de la Tercera Edad
donde habita la mayor parte del d韆.
Durante a駉s crey?que los gritos de Cavaradossi
eran lamentos debidos a que estaba enamorado de
Tosca, y hab韆 descubierto, con gran dolor, que
ella le enga馻ba. Nunca pudo imaginar que se
deb韆n a que le estaban torturando. Ahora, desde
que lo sabe, se considera casi un experto en
Tosca, y trata de impresionar a los que
comparten con 閘 el tiempo y la vejez, haciendo
referencia constantemente a la 髉era.
No le hacen mucho caso porque le tienen poco
respeto a pesar de que, desde que lleg?al
pueblo, intent?convencerles de que era un
marqu閟 un poco venido a menos, debido a esta
democracia que no respeta la tradici髇 y las
grandes familias, a las que deb韆n poner un
sueldo vitalicio. Hasta le pidi?al alcalde que
rebautizara una calle con su nombre, seguido del
inexistente t韙ulo de Marqu閟 de Rodomiel.
Hab韆n averiguado que vive estirando una
miserable paga que le qued?por la jubilaci髇
anticipada como guardabosques en otro pueblo,
del que tuvo que salir corriendo cuando le
reclamaron con m醩 insistencia todas las deudas
pendientes.
Nunca ha visto una 髉era en directo, ni siquiera
en la televisi髇. S髄o tiene esa grabaci髇, que
ya ha escuchado, lo sabe perfectamente,
doscientas veinticuatro veces, en un reproductor
de 韓fima calidad, con un sonido que viene y va.
Sue馻 con poder acudir a una representaci髇 en
el Liceu de Barcelona, que tiene la ac鷖tica
perfecta, seg鷑 opina el entendido que escribi?
el art韈ulo del suplemento, pero tendr韆 que
renunciar a comer sus sopas durante dos meses
enteros, as?que se queda con la fantas韆
gratuita de endomingarse en su imaginaci髇 para
tal evento, acudir en un taxi ingl閟 que le deja
ante la alfombra de la puerta, dejar una buena
propina al taxista y un billete inolvidable a
quien le abra la puerta, relacionarse con la
burgues韆 aut閚tica, sentarse en el Palco
Principal y sumergirse en la gloria de escuchar
las mejores voces y los mejores m鷖icos.
En eso invierte parte del tiempo que tiene de
sobra. Adem醩, todos los d韆s lee entero el
peri骴ico, hasta los anuncios, por eso sabe que,
dentro de un mes, la Caball? como dice
aparentando soltura, ser?Tosca y Pl醕ido
Cavaradossi la amar?hasta que muera.
El mismo d韆 que lo ley? encontr?una noticia
curiosa: Jos?L髉ez L髉ez, que comparte con 閘
nombre y apellidos, es el afortunado ganador de
la quiniela de la semana pasada, y se ha
embolsado la suculenta cantidad de doscientos
treinta y seis millones de
pesetas.
Ha recortado la noticia del peri骴ico y la ha
guardado en la caja fuerte que es su cartera,
porque en el mismo instante que la ley? una
mir韆da de ideas le
inundaron. Algunas simp醫icas, y otras
aviesas.
Estuvo a punto de compartirlo con los otros
jubilados, nombr醤dose ganador, pero c髆o
justificar despu閟 su pobreza... 縟isfraz醤dola
de modestia?
Aparecer韆n los amigos invisibles que se
presentan cuando hay dinero. Esto lo sab韆 de
sobra porque 閘 hab韆 sido uno de 閟os.
Mejor, callar.
Cambia la partida vespertina de domin?por un
largo paseo en el que maquina qu?puede hacer
con esa coincidencia. No tiene inter閟 en
aparentar nada, concluye al final de la tarde.
S髄o hay una cosa que desea hacer antes de dejar
este mundo: ver una 髉era.
El d韆 siguiente le despierta con una buena
noticia: durante el sue駉 se ha cocido una idea
excelente.
Parte de la premisa de que tiene poco m醩 de
trece mil pesetas en el banco, ha vivido lo
suficiente, le asusta la 閜oca que est?por
venir en la que los achaques se le ir醤
acumulando, la 鷑ica mujer en su vida es
Tosca...
En el plan que tiene, todo ha de ser a lo
grande.
Espera hasta el d韆 dos en que cobra su paga.
Coge el dinero y se desplaza a la ciudad.
Alquila un traje. Encarga unas tarjetas en una
imprenta r醦ida.
Solicita hablar con el gerente del Teatro. Le
entrega su tarjeta y, como aval de su solvencia,
el recorte de peri骴ico.
El gerente pregunta qu?puede hacer por 閘.
Quiere alquilar el Teatro para 閘 solo; quiere
una representaci髇 exclusivamente para 閘. Est?
dispuesto a pagar un treinta por ciento m醩 de
la tarifa habitual que cobra cada uno de los
cantantes, el coro, los m鷖icos, los encargados
del escenario, acomodadores... todos a su
servicio durante ese d韆.
El gerente le habla de la dificultad de
conseguirlo, y, entonces, sin pesta馿ar, ofrece
doblar la tarifa. Se compromete a hacer un
pagar?por el importe total, “ya sabe que tardan
un par de meses en pagar las quinielas”, dice, y
le da de plazo hasta el siguiente lunes para que
le d?una respuesta.
Regresa emocionado al pueblo.
El lunes vuelve a la ciudad y alquila otro
traje. El gerente tiene una sonrisa que no ten韆
en la visita anterior. Han aceptado. La
representaci髇 ser?dos d韆s despu閟 de la
鷏tima que se hace para el p鷅lico.
El d韆 acordado, saca todo el dinero que tiene
en el banco. Alquila otro traje, esta vez mejor
que los anteriores, con sombrero de copa y
zapatos de charol; pide a Radiotaxi que le
env韊n expresamente el taxi ingl閟 que circula
por la ciudad; estar?esperando a las dieciocho
treinta en la puerta del Hotel Meli?
Ya ha avisado que quiere que salga alguien a
abrirle la puerta, y ha insistido en que pongan
la alfombra. Se gasta lo 鷏timo que le queda en
pagar al taxista y en dejar un billete
inolvidable al hombre uniformado que le hace
reverencias.
Ocupa el centro del Palco Principal.
El director da la orden de comenzar y se abre el
tel髇, dejando a la vista el interior de la
iglesia de Sant Andrea della Valle.
Las notas llenan el Teatro, las voces vuelan por
el espacio, el drama se perfila. Tosca ama con
la intensidad que a 閘 le gustar韆 sentir.
Los inciensos marcan el final del primer acto, y
閘 aplaude con intensidad.
En el segundo acto quedan patentes la maldad de
Scarpia y el amor de Cavaradossi, y en el
tercero, cuando Tosca se lanza al vac韔 tras
sentenciar “Scarpia, nos veremos ante Dios”, se
pone en pie. Est?triste. Tosca tampoco ser?de
閘.
Todos han muerto: Cavaradossi, fusilado; Scarpia,
asesinado; Tosca, se acaba de suicidar.
El estruendoso final marca el inicio de la etapa
final de su plan. Tiene una pistola que le cogi?
a un hombre cuyo cad醰er apareci?durante su
tiempo de guardabosques.
Se pone la pistola en la sien y dispara.