N.? 49

MAYO-JUNIO 2007

1

 

  

 

POR UNA MIRADA

Carolina Fern醤dez P閞ez

  

  

“Por una mirada, un mundo;

por una sonrisa, un cielo;

por un beso, o no s?/span>

qu?/span> te diera por un beso!”

G. A. B蒀QUER.

 

        

A

l principio, 閘 no la ve韆. Como si no existiese, pasaba cada tarde por su lado sin mirarla siquiera, ajeno a su eterna presencia, en aquel recodo del pasillo. Y, sin embargo, all?estaba ella, callada y sola, leyendo siempre un libro que nunca terminaba porque, como Pen閘ope, volv韆 hacia atr醩 continuamente para no acabarlo, para aprenderse de memoria hasta la 鷏tima s韑aba; esperaba ansiosa el d韆 en que 閘 la mirase y le preguntara qu?le韆 con tanto af醤, para  responderle: “Es tu libro. Me encanta”.

    
    

 

Ella pasaba algunas p醙inas del libro hacia atr醩 y segu韆 leyendo.

    

Pero 閘 no la ve韆. Pasaba por all? siempre a la misma hora, estrictamente puntual. Caminaba deprisa, vista al frente, intentando no chocar contra la marea de alumnos que recorr韆 constantemente el pasillo en ambas direcciones, girando a la derecha cuando llegaba al final del mismo, para perderse de nuevo entre la gente; en el mismo instante en que dejaba de verlo, ella pasaba algunas p醙inas del libro hacia atr醩 y segu韆 leyendo.

Si alguien le hubiese preguntado por qu?siempre le esperaba all? no hubiera podido contestar, pues ni ella misma lo sab韆. Se conformaba con verle pasar, con observarle sin que 閘 se diese cuenta. Le atra韆 f韘ica y emocionalmente, pese a no conocerle. S髄o sab韆 su nombre, el t韙ulo del libro que hab韆 escrito y que era profesor en su misma Facultad, aunque ignoraba qu?clases impart韆. Ten韆 que hablar con 閘, lo necesitaba, pero no se atrev韆 siquiera a darle las buenas tardes cuando pasaba por su lado. As?que segu韆 esper醤dole en el rinc髇, deseando que la mirase al menos, que supiera de su existencia.

Una tarde, 閘 pas?por all?como de costumbre, caminando deprisa, vista al frente, esquivando alumnos, puntual como siempre. Pero cuando lleg?al final del pasillo y gir?a la derecha, se detuvo de improviso. Algo hab韆 cambiado en aquel lugar, aunque no sabr韆 decir qu?era. Dio media vuelta y mir?el pasillo que acababa de recorrer, sin que le abandonase la sensaci髇 de que algo no encajaba all? Todo parec韆 normal; se fij?casualmente en una muchacha que llegaba hasta el recodo del pasillo, se sentaba en el suelo, abr韆 un libro y comenzaba a leerlo. “Mal sitio para estudiar”, pens? Y sigui?su camino, intentando averiguar todav韆 qu?le hab韆 hecho detenerse, al tiempo que la muchacha del rinc髇 levantaba la vista del libro de vez en cuando, intentando buscarle entre la gente.

Al d韆 siguiente, cuando volvi?a pasar por all? la vio por primera vez. Sin duda era la muchacha de la tarde anterior. Qu?otra persona, si no, iba a leer en medio de semejante barullo de gente. Al pasar junto a ella, la chica levant?la vista del libro, y sus miradas se cruzaron. 蒷 sigui?su camino, indiferente. Ella cerr?los ojos, reteniendo en su memoria aquellos ojos negros que por fin se hab韆n fijado en los suyos.

Al principio, 閘 no la ve韆. Pero ahora la miraba a diario, cada vez de una manera distinta. Primero, era indiferencia, como quien ve un mueble colocado en un lugar que no es el suyo. Luego, fue curiosidad, 縬u?hac韆 siempre all?esa chica? M醩 adelante, la miraba con simpat韆; el primer d韆 que la mir? sonriendo, ella se sonroj?tanto que, por fin, lo comprendi?todo: estaba all?por 閘.

Se sinti?halagado por aquella muchachita que tan pacientemente le esperaba cada tarde, y jug?a las miradas y las sonrisas durante un tiempo, orgulloso de ser admirado. A veces incluso le dec韆 “Hola”.

Comenz?tambi閚 a fijarse un poco m醩 en ella: su rostro, su cabello, su ropa, su libro… Siempre el mismo libro. Deb韆 ser muy dif韈il de entender, pues parec韆 no avanzar nunca en su lectura. Quiz?pudiera ayudarla; al fin y al cabo, era profesor. Le preguntar韆 qu?libro era.

Ella le contest?casi sin pensar: “Es tu libro, me encanta”. 蒷 se ech?a re韗. “Es tu libro. Me Encanta… Bonito nombre”, le dijo, sin dejar de re韗se. El nombre. Le hab韆 preguntado su nombre. Y se estaba riendo de ella. Se le aceler? el pulso, y sinti?un tremendo calor que le sub韆 por el pecho y se le agolpaba en la cara. Le ard韆n las mejillas. Le picaban los ojos. Estaba a punto de llorar.

“Yo soy Carlos. Encantado”. Le dio dos besos. “Si me dices tu nombre de verdad, te invito a algo y comentamos mi libro, ya que tanto te gusta”.

Segu韆 ri閚dose de ella, le divert韆 su azoramiento. Estaba colada por 閘, acababa de confirmarlo. Y la chica no estaba mal… Ahora se levantar韆, le dir韆 su nombre y…

Se levant?del suelo, le tir?el libro a los pies y sali?corriendo por el pasillo, tropezando con todo el mundo, cegada por las l醙rimas. No volver韆 a esperarle nunca m醩, no podr韆 mirarle a los ojos de nuevo sin recordar la verg黣nza que hab韆 pasado frente a 閘. Nunca volver韆 a esperarle.

 

* * *

  

Todas las tardes, caminando deprisa, vista al frente, sorteando alumnos y puntual como siempre, Carlos miraba el rinc髇 vac韔, recordando aquella otra tarde que se hab韆 detenido de repente con la sensaci髇 de que faltaba algo en ese pasillo. Y, al girar a la derecha, siempre se repet韆 los versos escritos a l醦iz que encontrara en la primera p醙ina de su libro, el que ella le hab韆 arrojado.

Al final del pasillo de la derecha, Carlos entraba cada tarde en su despacho, abr韆 el libro por la primera p醙ina y rele韆 los versos, para no olvidarlos. “Por una mirada, un mundo;/ por una sonrisa, un cielo;/ por un beso...”

Ten韆 una bonita letra. Ojal?le hubiera dicho su nombre, as?podr韆 escribirle una dedicatoria debajo de los versos de B閏quer. Ya volver韆 a pregunt醨selo cuando viniese a recoger el libro, para eso la esperaba todas las tardes en el despacho.

  

_______________

Carolina Fern醤dez P閞ez (M醠aga, 1983) es diplomada en Maestro en Educaci髇 Primaria por la Universidad de M醠aga, Espa馻. Aunque aficionada a las pr醕ticas deportivas, confiesa pasar sus mejores momentos escribiendo y, sobre todo, leyendo, en cuyo particular firmamento, B閏quer, Lorca, Machado, Verne, Stephen King, Garc韆 M醨quez e Isabel Allende son estrellas cuyo fulgor la tienen magnetizada. Es colaboradora distinguida de nuestra revista, en cuya secci髇 de “Narrativa Breve”aparece con asiduidad, con una prosa madura, impecable y moderna que cautiva el inter閟 del lector desde la primera l韓ea.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creaci髇 Literaria y Humanidades. A駉 VI. N鷐ero 49. Mayo-Junio 2007. ISSN 1696-9294. Director: Jos?Antonio Molero Benavides. Copyright ?2007 Carolina Fern醤dez P閞ez. ? 2002-2007 EdiJambia & Departamento de Did醕tica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educaci髇. Universidad de M醠aga.

   

   

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