A esas personas que estuvieron entre
nosotros
y
dejaron huella en aquellas que
forman parte
de
nuestras vidas.
A esas personas que hicieron posible
mi
amor.
CARMEN BEN蚑EZ ORTIZ
noche me acost?otra vez pensando en
ti, llorando. Sigo en la cama, s?
que tendr韆 que levantarme. Es otro
d韆 igual, otro d韆 sin ti. u醤to
te echo de menos! Todos tus
recuerdos junto a m?me traen dolor.
No quiero llorar otra vez, no. Las
paredes de nuestro cuarto me han
visto, estos 鷏timos meses, derramar
demasiado dolor en ellas. Ahora son
mi 鷑ico mundo, mi 鷑ico apoyo.
Nuestros amigos ya no me llaman, ya
no saben qu?decirme. La gente se
cansa.
S? estoy sola. 縌u?hago entonces
yo aqu? La gente me sigue
preguntando por mi estado de 醤imo.
Yo ya ni contesto, simplemente
sonr韔. 縌u?puedo decir? Suelo
colgar el tel閒ono sin dar ninguna
repuesta. Tu m髒il ha acabado en la
basura, sin bater韆 segu韆 sonando
en ocasiones.
縌u?hago ahora sin ti? Me gustar韆
que estuvieras a mi lado. Tengo algo
nuevo que contarte: tenemos un nuevo
hu閟ped. El otro d韆, hace un mes
m醩 o menos, uno de los pocos
momentos en los que pude salir de la
cama, fui a comprar. No pude estar
mucho tiempo en el supermercado
porque incluso las estanter韆s me
recordaban a ti cuando 韇amos juntos
y siempre acab醔amos comprando todos
los caprichos que en aquel momento
te pasaban por la mente. Al salir,
vino a m? entre la multitud, un
peque駉, adorable, encantador y
cari駉so animalito. Se puso a mis
pies como si me conociera de toda la
vida. Unos ojos amigos, tiernos,
tristes pero de alegr韆, enjugados
en l醙rimas, llenos de luz. Lo tuve
que coger, ya que lo ve韆 tan solo
como lo estoy yo ahora. Es un gatito
enigm醫ico y, en ciertos aspectos,
extra駉 o, m醩 bien, misterioso. Me
hace mucha compa耥a, pero no es lo
mismo...
Ya no puedo m醩, voy a llorar de un
momento a otro. 縋or qu?tuviste que
dejarme? 縌u?hice yo para que esto
ocurriera? Ya amanece.
Al gato le he puesto el nombre que
t?quer韆s ponerle al perro que
alg鷑 d韆 pensabas tener. Mi madre
no deja de llamar y preguntarme c髆o
estoy. Ya he optado por poner el
contestador y no responder a ninguna
llamada. “Cari駉, peque馻, perdona
que te llame, 縞髆o est醩? Soy tu
madre. Ven a casa si te apetece, t?
padre y yo te echamos en falta.
Ll醡anos... pipipipipipipi”.
Ya hace meses, desde que me dejaste,
que no para, quiere que vaya a un
psic髄ogo, 縫ara qu?
Me siento muy sola. Te odio. No
sabes cu醤to te quer韆... te
fuiste sin despedirte! No pude verte
por 鷏tima vez. 縔 si no te hubiera
dejado ir tan pronto? 縔 si te
hubiera retenido? 縎er韆s todav韆
m韔? Yo misma te dej?ir al
encuentro definitivo de nuestra
larga separaci髇. Todo fue culpa
m韆. “S? mi amor, ten cuidado... No
vayas a llegar tarde”. Yo, dormida.
T?dijiste cerca de mi o韉o,
decidido, susurrante, con esas
palabras que siempre perdurar醤 en
nuestra historia: “Tu amor, para m?
por siempre. Te quiero... y por
siempre ser?as?#8221;.
Tanto tiempo encerrada te hace
reflexionar mucho. Me doy cuenta de
que estoy en mi propia c醨cel y la
llave la tengo yo, pero creo que me
la dej?en tu recuerdo, en mi
alegr韆, destruida por nuestro amor.
Estoy muy sola... uiero estar
contigo! Lo he pensado mucho. Dicen
que es de cobardes, pero me he dado
cuenta de que, sin tu presencia a mi
lado, no me interesa vivir. Dios te
llev? te quit?de mi lado. Dios,
縫or qu?
Sigo en la cama hablando con tu
foto, aquella de cuando fuimos
solos, t?y yo, al zoo. ace
tanto...! Estabas tan guapo aquel
d韆. Me llevaste por sorpresa a la
hora de comer, despu閟 de trabajar,
y all?me pediste que me casara
contigo.
Esta vez lloro por lo que voy a
dejar, nada. Nadie me recordar?
nadie sabr?qui閚 soy, nadie menos
t? Por lo menos, espero encontrarme
contigo, pues con m醩 dolor, no
puedo expresar el amor ten韆
guardado para ti. 縋or qu?tuvo que
acabar as?
Ya son las 7.15. Hoy ni me voy a
molestar en llamar para decir que no
ir? He pensado en tomarme unas
pastillas de m醩. Ya sabes que la
sangre me da miedo, tanto que ni
pod韆 ir sola a hacerme unos
an醠isis. Sola, ya no puedo ni salir
de la habitaci髇, todo me recuerda a
ti.
Cuando, por fin, pude sacarte un
poco de tu trabajo... No es justo.
o quiero que est閟 aqu? Lo voy a
hacer ahora. 縌u?dir醤 cuando me
encuentren? A mi madre, lo 鷑ico que
se le ocurrir?ser?decir que ya lo
sab韆. Bueno, voy a levantarme, oigo
ruido. Seguro que es el gatito.
Pobre, lo dejar?solo, como yo.
|
|
|
 |
|
"Mujer con Gato"
Pierre Auguste Renoir
(1841-1919)
|
|
|
Abro la puerta y miro hacia el
sal髇. Son las 7.30. No parece mala
hora para encontrarme contigo.
Bonito d韆, la penumbra va
desapareciendo de la estancia y tu
despacho es todo iluminaci髇, fiesta
de luz, todo alegr韆, todo t?
“Peque駉, 縬u?haces?, tanto
maullar, 縯ienes hambre?”. Por un
instante he tenido la impresi髇 de
ver una l醙rima en sus ojos, ojos
familiares, 縯e conozco? 縋ablo?
縀res t? Me mira fijamente y vuelve
a maullar, te abrazo, te abrazo, no
quiero soltarte nunca, nunca m醩.
C髆o va a ser, no puede ser.
Voy a la cocina, miro los cuchillos.
No. Voy por las pastillas y las
preparo. Miro por pen鷏tima vez al
“peque駉”. 緾髆o? Est?mir醤dome
atentamente, en busca de alg鷑
movimiento que indique mi postrera
intenci髇. Esta vez s?he visto esa
l醙rima furtiva, como de dolor o de
alegr韆, al reencontrar algo que
parec韆 perdido. Parece mirarme con
compasi髇, pero es s髄o la expresi髇
de un gato. A pesar de ello, me hace
reflexionar, no puedo dejarlo solo,
cuando 閘 me ha dado estos primeros
meses de su corta vida. Dejar?para
otro d韆 las pastillas. Lo siento,
Pablo, pero me reunir?contigo m醩
adelante, en su momento. Tengo a
alguien a quien cuidar y que me
cuide. “Gatito ven”.
Hoy, la habitaci髇 parece diferente,
el color azul inunda toda la casa y
el crep鷖culo lucha con la noche
para ir haci閚dose hueco en la densa
oscuridad del sal髇 que, desde aqu?
puedo ver. Un gr醕il rayo se
introduce en la habitaci髇. Me acabo
de despertar, otra vez aqu? y est醩
dormida. No tengo ganas de
levantarme, me quedo junto a ti,
mirando la pared. Te miro y me
entristezco, no s?por qu? Est醩
preciosa y parece mentira que te
haya perdido, aunque estar?contigo
por siempre. Siempre cerca, siempre
juntos.
Estoy en casa, he vuelto. Fue duro,
pero estoy aqu? No quiero irme de
nuevo. Cu醤tos recuerdos. Veo
nuestras fotos y no me lo creo.
Sigues triste, d閖alo ya, todo pas?
Nos tuvimos que separar, aunque nos
quer韆mos. S?que me echas de menos.
El viaje fue largo, pero tranquilo.
La luz me atrajo, alguien me llam?
No quer韆 irme, era nuestra vida.
Todo cambi? T?quedaste sola y yo
me sent?muy culpable. No sab韆
d髇de me encontraba despu閟 del
accidente. Fui de aqu?para all?sin
ninguna respuesta, sin rumbo.
Perdido.
Donde fui cuentan que intentaste
rehacer tu vida con otras personas,
pero que no pod韆s quitarme de tu
cabeza. A鷑 era demasiado pronto. Yo
no hubiera querido irme. Esta ma馻na
est醩 preciosa. Casi ya no recordaba
cada l韓ea, cada matiz de tu cara,
cada peque駉 detalle que compon韆 tu
ser.
Me acerco a ti, pareces tranquila,
serena, pero en tu rostro se expresa
la tristeza, ese punto de dolor
perpetuo que por mi culpa se aloj?
en tu coraz髇. No volver?a hacerlo,
no te dejar?nunca m醩. Nunca te lo
dije, nunca quise hablar de ello,
siempre separados, aunque
eternamente juntos en el coraz髇.
Siempre fue trabajo, trabajo y
trabajo... Pero en el momento en que
eso cambi? cambi?todo, para bien o
para el final. Ahora me parece una
continuaci髇. Una segunda
oportunidad, pero sin poder
comunicarme contigo. Tantos
recuerdos me han hecho sentarme,
estoy mareado.
Son todav韆 las 7.30 de la ma馻na.
Todav韆 te quedan cuarenta y cinco
minutos de sue駉. Yo estoy contigo.
El hambre no me deja quieto, no me
deja dormir. Me acerco otra vez al
cuarto. El aire ha hecho que la
puerta se cierre. Empiezo a
rascarme, es instintivo. Grito tu
nombre interiormente, pero no
reconozco que por mi boca salgan
palabras. La puerta se abre y me
miras, me ves, me preguntas... pero
no te entiendo. Me coges en tus
brazos con ojos llorosos. No lo
entiendo, pero me miras y me abrazas
fuertemente y eso me gusta.
縑es qui閚 est?detr醩? Soy yo,
Pablo, estoy aqu?contigo, pero no
son palabras lo que salen de mi
boca. T?me has visto y me has
soltado. Algo te ha asustado. No te
asustes, cari駉, estoy aqu?contigo.
Pones cara de incredulidad y, en un
segundo, cambias, pensando que eres
tonta, que c髆o va a ser, que debe
ser la nostalgia de echarme de
menos. Pero no, no quiero dejarte
nunca m醩, me han permitido venir.
No s?qui閚 soy ahora, pero siento
que te quiero. T? lo 鷑ico que
haces, es dirigirte a la cocina y
mirarme. Y entonces me llamas:
“Gatito ven”. Sin pensarlo, sigo
instintivamente esas palabras sin
entenderlas. No importa; por fin,
estoy contigo.