veces me
siento desdichada. Su mal car醕ter
se extiende todo el d韆 hasta
contaminarme. Creo que lo odio
cuando se comporta as? Me grita y
no demuestra amor. Los ojos le
cambian. No lucen adorables. Aunque
pens醤dolo bien, hace rato no son
adorables.
Doscientos invitados a nuestra gran
boda. Deber韆 estar emocionada. Me
casar?de blanco, como siempre lo
so耖; con estruendos y flores,
reuniones desde hace tres meses,
ensayos prenupciales, showers,
entrega de regalos con mariachis
incluidos y la despedida de soltero,
porque yo no festejar?sin Marcelo,
hasta que llegue el esperado d韆.
Todo est?preparado. La orquesta,
elegida, y un delicioso men?
Quisiera agregar a los Mart韓ez en
la lista, pero a 閘 no le caen muy
bien. Ni convenci閚dolo con ternura,
dejar韆 de ser tan radical. Lamento
que no puedan asistir: son tan
amigos de mis padres... 縎er?que le
insisto? Ah, mejor no busco
problemas. Me recordar?que est?
pagando la fiesta. Dice que no
quiere que gaste un centavo, que
debo
agradec閞selo.
Est?acelerando con rabia. 縌u?le
puedo decir para que se calme? Mis
palabras no surten efecto, ni mis
l醙rimas lo conmueven. Lo amo tanto,
que nadie podr?entender nunca por
qu?acepto sus rechazos, su manera
fuerte de expresarse y la ignorancia
con que procede, con que toma cada
decisi髇. Nunca se lo he dicho. Le
temo. No quiero que discutamos m醩.
Quiero que todo est?bien y sea
llevadero. Que seamos felices.
Vamos a llegar y no hemos hablado.
Otra noche de preocupaci髇, mientras
閘 se va con sus amigos. Supongo que
se emborrachar醤 y divagar醤 por las
calles sin encontrar un lugar fijo.
Tal vez Marcelo llore y les cuente
sus problemas. Lo que no me dice a
m? Es tan sensible a pesar de
todo... No s?por qu?le gusta
esconderse dentro de su cuerpo.
Aunque entiendo que el mundo apesta
y eso es motivo suficiente para
hacerlo. 蓅a es su estrategia: ser
el m醩 rudo de todos... hasta con
quien ama.
Ni siquiera me dio un beso. Fren?
con histeria y esper?que me bajara
en silencio, como tengo que hacer
siempre que se enoja. En unos
momentos empezar?a sentir la
desesperaci髇 por su ausencia, por
su mal trato, porque no me hace
feliz, porque no dejo de quererlo.
Mejor busco los tranquilizantes.
Podr?dormir r醦ido y segura. Los
ojos se me nublan, parecen
encogerse, hasta que no soportan la
luz y debo cerrarlos para que dejen
de sufrir. Es igual que mi vida.
Luego, al amanecer, no querr?
despertarme. El dolor continuar?
Quiz醩 sea m醩 intenso que en la
noche. So馻r es s髄o un descanso,
algo moment醤eo; lo mejor del d韆
tan lejos est?de la realidad, que
quisiera permanecer por siempre
dormida.
Me voy a casar el viernes. As?siga
con mal genio. Todav韆 no s?c髆o
curarle esa soberbia. No puedo
entender por qu?le molest?que no
estuviera lista cuando vino a
buscarme. No me avis?de su llegada
y me encontr?en pijama,
desarreglada y con el pelo
envolatado. Me tuve que vestir
r醦ido para atenderlo. Le gusta que
est?despierta desde temprano y no
quiere que me malacostumbre.
Debo apurarme, vayamos o no a salir.
Ni siquiera puedo estar en sudadera
los domingos, eso le disgusta
demasiado, dice que me veo sucia y
desagradable. No me quedan ningunas,
me las hizo regalar, igual que el
pantal髇 negro ajustado y la blusa
con escote. Nunca supuse que la
discusi髇 hubiera sido por eso.
Olvid?que no le agradan mis botas
negras y el labial caf?
Dice que me veo insinuante, que a
qui閚 quiero conquistar, que parezco
una cualquiera. Es tan celoso...
Cree que todos los hombres me miran
y s?que no puedo mirar a
mi
alrededor cuando estamos en la
calle, porque piensa que tambi閚 los
observo. Mis ojos deben estar fijos
hacia donde 閘 me lleva. 蓅a es su
concepci髇. 蒷 es el hombre. Y yo
misma me estoy forjando el
sufrimiento a su lado.
No podr?dejarlo nunca. Me conquist?
poco a poco. No tuvo que esforzarse
para enamorarme, aunque ahora no
recuerdo qu?hizo que lo amara,
porque las heridas que le ha causado
a mi coraz髇 son m醩 grandes y no se
borran con nada. El resentimiento
crece con las actitudes severas que
surgen de su personalidad
desconocida.
Es dif韈il olvidar el d韆 que lo
encontr?coqueteando con Amanda o
cada vez que me humilla porque opino
diferente y no comparto sus
apreciaciones. Me hace sentir tan
ignorante. 蒷 es el due駉 de la
verdad y los conocimientos. Lo sabe
todo. Domina desde los temas m醩
triviales hasta los m醩 complicados.
Ser?una biblioteca para nuestros
hijos
—porque
quiere que sean hombres—,
no m醩 mujeres que degraden este
planeta, y les exigir?aprender
tanto como 閘. Siento que teme
descubrir que puedo superarlo. Su
inseguridad es tan vasta como su
prepotencia.
El tel閒ono me sac?de las lagunas
de las pastillas. No es 閘. Son mis
padres. Suenan tristes. No quieren
ir a mi ceremonia. No quieren que me
case y mam?ahora llora y me
recuerda las cosas por las que he
pasado y todo lo que he perdido. Le
digo que no se preocupe, que tal vez
sea diferente cuando estemos
casados, que lo voy a cambiar. Les
ruego que asistan porque no quiero
pasarlo mal. Me dicen que no
soportar醤 la iron韆 de Marcelo,
como esa vez que terminamos y mi
pap?se le enfrent?y le pidi?que
me dejara en paz, y 閘 contest?muy
seguro que eso no pasar韆.
Ten韆 raz髇, porque de nada sirvi?
el viaje al campo que planearon.
Invitaron a mis amigos de la
universidad para que recordara lo
alegre que era antes, lo buena que
era mi vida, lo innecesario que
resultaba sufrir por un hombre.
Fuimos a pescar y acampamos cerca
del r韔. Ya de noche, Tatiana toc?
la guitarra y la acompa馻mos con
canciones hasta el amanecer. Volv?a
probar el vino y hasta hice las
imitaciones del profesor Mu駉z que
tanta gracia suscitaban entre mis
compa馿ros.
Lo pas?muy bien, aunque no dej?de
pensar en Marcelo, habr韆 sido
m醙ico que hubiera estado conmigo,
poder abrazarlo para apartarme del
fr韔 y sentir su protecci髇. Imagino
su comentario pesado cuando me met?
al agua con ropa, como en mis 閜ocas
de remota libertad, cuando pod韆 ser
yo misma. Extra駉 lo que fui, creo
que a veces se me olvida. Ahora soy
su espejo y 閘 me acomoda cuando no
le gusto.
Mi hermano lleg?a creer que iba a
recuperarme, que olvidar韆 a ese
‘machista enfermizo’, como 閘 suele
llamarlo. No lo pude evitar. Sus
flores y sus besos desesperados, su
cara de ni駉 triste y sus ojos
adorables, taparon los malos
recuerdos. Despu閟 del maltrato
sigue el amor. 縌u?puedo hacer?
Podr醤 existir otros hombres,
mejores, complacientes, dulces,
buenos..., pero ninguno ser?jam醩
como Marcelo.
Apareci? Parece que no sigue
molesto. Me habla. Los tragos de
anoche le cayeron bien. Por fin
puedo respirar.