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Me pones una copa, la 鷏tima de ron, y dejo los
manuscritos retozando en la mesa. |
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se rostro l骲rego y fr韔 no me pertenece; es s髄o una
imagen robada a tu delirio, un fantasma extra韉o
de alg鷑 libro de Allan Poe o un cielo kafkiano
que anid?en tu retina.
Me pones una copa, la 鷏tima de ron, y dejo los
manuscritos retozando en la mesa. Te marchas a la
cocina o la alcoba, yo qu?s? Desde hace mucho
tiempo precisas tu retiro y pareces extraviada en
tu mon髄ogo interior: que los a駉s, la vida, esa
perra indolente, las deudas, los hijos que llegan
y se van. Luego apareces y lloras, eludes mi
consuelo y evocas a tu madre, que tanto te lo
advirti?
Ya no duele tu hermosa espalda esfum醤dose en el
pasillo, otorg醤dole sentido a mi mansa soledad.
Ahora bebo en secreto, degusto la 鷏tima gota
rezagada en el vaso que perfuma mi mano, mi mano
de escritor.
anto morder el polvo y volverlo candilejas!, gritas a
distancia por en閟ima vez. Tanto amasar los
sue駉s s髄o para no morir, agrego pacientemente,
sin esperar algo m醩. No hay dinero, ni editores
que valoren el talento. Nada queda en la copa,
pero s?algo dentro de m? es una sonrisa
extra馻, invisible exteriormente, encubierta por
ese rostro l骲rego y fr韔 percibido por tu alma,
yerma de enso馻ci髇.