N.? 44

OCTUBRE 2006

1

  

  
 

Annarien

M髇ica Navarrete Galv醤  

  

  

?/span>T

e hablo, Lishis, desde la oscuridad. Mi castigo es el que se inflige a los vanidosos, a los que desaf韆n a los dioses con maldad. 縎ab韆s, mi querida ni馻, que yo ten韆 vista antes? Pod韆 apreciar la vida en los colores. Ve韆 los sentimientos en los rostros de las personas. Bueno... en aquellos que sol韆n mirarme, pues me tem韆n, y yo a ellos, ferozmente...

  

Esta hermosa tarde de Ishtilnar,

que cae sobre un bosque de gris plata,

es tiempo que muere y se marchita,

que no ven mis ojos vac韔s de muerte.

  

Fue desear m醩 de lo que pod韆

querer ser m醩 de lo que soy,

lo que ahora me tiene sumida

en el mundo de las sombras.

  

Con vac韔s ojos miro el bosque,

que parece rezumar de vida,

una vida que alegra mi esp韗itu,

aunque no puede arrancarme una sonrisa.

  

En m? el castigo se ha cumplido,

privada de mi vista, por desear lo indebido,

querer ser superior a los mismos dioses,

tener su saber, embeberme en su se駉r韔.

  

Miro sin ver la oscuridad del bosque.

Y llegan a mi mente los recuerdos

de cuando me llen?de poder,

de cuando, en soledad, me enfriaba en fuego.

  

De cuando unos borrados rostros

se acercaron a m?y me tendieron sus manos,

demandando mi compa耥a,

ofreci閚dome ser, junto a ellos, sombras y ceniza.

  

Y es que la misma Muerte me llam?a su lado

a darme el castigo m醩 horrible de todos,

y quise rendirme, alargar a ellos un blanco brazo

para verme luego cubierta de llamas.

  

Y ya en el cerco de muerte, toqu?mi cuerpo.

No ten韆 forma, era casi ceniza.

Sent? que mi figura se borraba...

pero mi voluntad se impon韆.

  

La ceniza se hizo de nuevo carne,

segu韆 viva, pero no segu韆 viviendo.

Entre dos mundos mantengo contacto,

pero en 閟te conservo mi cuerpo.

  

Mi esp韗itu, ahora puro de nuevo,

perdonadas sus afrentas,

sirve a aquellos a los que ofendi?

y es su leal sierva.

  

  
    

Annarien y Lishis.

(Imagen de la autora)

  

Los 鷏timos rayos de la tarde se filtraban a trav閟 de los sedosos cortinajes blancos del  estudio de Annarien. M醩 all?de la balaustrada y del gran edificio blanco, un gran bosque verde y gris de grandes abetos sub韆 hasta lo alto de las monta馻s, donde acababa cubierto de nieve. Aquel estudio se encontraba en lo m醩 alto del Templo Celestial, situado a una distancia considerable de Ishtilnar y escondido a la vista de todos. Sentada en los grandes cojines de terciopelo sobre el m醨mol gris junto a una joven vestida de gris y plata, estaba ella; sus ojos ciegos mirando hacia ninguna parte, aunque vi閚dolo todo.

?/span>Y as?fue como llegu?a este estado ―concluy?su relato―. No nac?con estos ojos, me los dieron como castigo a mi altivez. Bien caro pagu?mi error, Lishis. a creo que s?..! Pero eso ahora no me importa. Gracias a mis poderes, veo lo que antes no pod韆 percibir. Veo tu rostro perfilado en mi mente, tal como lo siento, lo huelo o lo escucho, por todos tus movimientos. S?c髆o eres, n韙idamente, aunque por mis ojos no te he visto todav韆. S?que vas vestida con las mismas sedas que yo. Tus abalorios tintinean sin que t?los oigas, aunque eso no signifique que otros seres s? lo hagan.

Lishis se removi?en los cojines en los que estaba sentada, nerviosa por el comentario.

―Maestra, el camino es dif韈il y no s?encontrarlo.

―Debes buscar aqu?―dijo se馻lando su coraz髇.

Sus ojos nublados, de un color gris azulado, sin pupila, miraban vac韔s, pero fijos, a los de la muchacha―. Y nunca ser lo que no eres, ni intentar ser lo que no puedes ser.

―Yo cre韆 que deb韆mos superarnos d韆 a d韆.

―Y as?es... Dame ese libro, por favor ―dijo se馻lando a una mesa.

La joven se lo tendi?con ambas manos, pues pesaba mucho.

?/span>Gracias.

Lo abri?y lo puso en su regazo y, con sus manos, se puso a leerlo, pasando las yemas de los dedos por las p醙inas rugosas trazadas con una tinta oscura, escrita con plumilla.

―縌u? dice, Maestra?

?/span>縉o sabes leer?

?/span>No. Donde yo viv韆 no aprend韆mos estas cosas, aprend韆mos a cultivar la tierra, a tejer, a ocuparse de una casa...

?/span>Pues eso habr?que solucionarlo, 縩o?

La chica sonri?

?/span>Si閚tate junto a m? vamos.

?/span>縌u? es lo que dice? ?/span>repiti?

?/span>Dice, en la lengua antigua, que 獷l poder es una parte de nosotros, al igual que lo es el aire. Nunca lo vemos, pero siempre lo sentimos, y siempre est? ah? Nos llena cuando aspiramos y exhalamos. Baila sobre nuestra piel, por dentro de nuestro ser. Nos vac韆 cuando aguantamos m醩 de lo que podemos?

?/span>Lengua antigua... 緾u醤tas lenguas hay, maestra? ?/span>pregunt? tocando la larga coleta que ca韆 sobre su hombro izquierdo, atada en varios puntos por cuentas de oro.

?/span>Tantas como gentes hay en el mundo. Y si tienes paciencia, te las ense馻r?todas.

?/span>Hablas como si tuvieras la sabidur韆 de los siglos, pero no tienes m醩 de veinticinco a駉s.

?/span>S髄o tengo la sabidur韆 de los libros, Lishis, s髄o eso... ?/span>dijo triste?/span>. Me gustar韆 ir fuera y conocer mundo, mientras pueda.

Lishis fue entregada a Annarien hace unos d韆s. Sola, abandonada, no iba a dejarla en el exterior, sin padre, sin madre, y con la posibilidad de que fuera esclavizada o algo peor. A veces, cuando se pon韆 a pensar, le recordaba a ella. Ten韆 la suerte de haber tenido un padre rico, pero no conoc韆 a su madre y eso siempre la entristec韆. Desde ni馻, Annarien hab韆 aprendido sola, de manera autodidacta, metida en bibliotecas hasta altas horas de la noche. Incluso se acordaba de haberse quedado dormida m醩 de una vez sobre uno de los gruesos libros que guardaban los magos. Los extra駉s poderes con los que hab韆 nacido hab韆n contribuido muy positivamente a la hora de aprender magia, pues pose韆 algunos dones como la telepat韆 y la telequinesia, junto a muchos otros que a鷑 no conoc韆 y que posteriormente desarroll? Los dem醩 la llamaban 玥ija de drag髇? o, simplemente, 獳gnarcharien? debido a las habilidades que pose韆, las mismas que las de los Dragones de 觩alo, y dec韆 que 閟tos la llamaban por las noches y la llevaban con ella para revelarle sus secretos. Pero la verdad es que siempre hab韆 estado sola, y nunca hab韆 utilizado sus poderes para conseguir que alguien se fijara en ella. Y aunque se escond韆 en lo m醩 profundo, apartada de todos, los j髒enes la ve韆n y no pod韆n evitar enamorarse de ella. Porque Annarien era hermosa. Hermosa como ese tiempo que transcurre entre el oto駉 y el invierno. Sus cabellos eran oscuros, con reflejos de oro y bronce, y la piel blanca como la nieve.

Estudiando la magia procedente de la naturaleza en su nivel m醩 inferior, Annarien se convirti?en animista, y, a sus veintitr閟 a駉s, demostr?poseer una magia superior a la de muchos magos de la Orden, igualando incluso a la de su ya difunto padre. Sus maestros tem韆n por su creciente poder y limitaron sus conocimientos. Pero ella, desobedeciendo las 髍denes, se adentraba en las bibliotecas que conten韆n los libros de hechizos m醩 poderosos, hasta que aprendi? sola, a manejar la energ韆 de las almas de los muertos, el arte de la nigromancia.

Y, en la cumbre de su saber, quiso m醩. Quiso alcanzar un poder semejante al divino, quiso impedir que la gente muriese al interrumpirse sus actividades vitales, y fue castigada por un error en la pronunciaci髇 del hechizo. Ardi?en llamas. Los muertos a los que estaba acostumbrada a manejar a su antojo la llamaron. Pero ella consigui?escapar de la hecatombe a costa de perder sus ojos verdes. Regres?a su tierra, y esper? escondida como cuando era peque馻, en lo m醩 oscuro de un claustro, temiendo las represalias. No quer韆 ver a nadie... y que nadie la viera as? sumida en su derrota, y ciega para siempre. Rechaz?usar sus poderes, incluso en caso de necesidad. Pero no la dejaron sola. Estaba siempre bajo vigilancia, aunque ansiaba m醩 que nada la soledad y, m醩 que nada, deseaba la muerte.

  

     

...Y fue castigada por un error en la pronunciaci髇 del hechizo. Ardi?en llamas.

(Imagen de la autora) 

  

Pas? el tiempo, y, ya recuperada, ocup?su lugar, aunque ahora, dedicada a los que hab韆 afrentado, escuchando sus voces y sus quejas. Se convirti?en una m韘tica, en contacto con el mundo de los esp韗itus. Nadie supo por qu?cambi?tanto, no s髄o por sus ojos, de expresi髇 triste, sino por su manera de actuar, de tratar a la gente, completamente distinta. Aunque segu韆 siendo silenciosa e imperceptible como la brisa, Annarien mostraba ahora una benevolencia enorme con la gente. Us?de nuevo su magia, pero para la curaci髇, para el bien de los vivos... y de los no tan vivos.

Y ah?estaba ella ahora, despose韉a de casi todos sus poderes, con una joven de diecis閕s a駉s ense襻ndole todo lo que de ella pod韆 aprender. Y bien que pod韆. Con un toque de su mano podr韆 transmit韗selos a su mente, como si hubiera pasado decenas de a駉s estudiando. Todo en un segundo. Y ahora, pens?tambi閚, podr韆 hacer lo contrario: aprovecharse de su ingenuidad, para recuperar su vista, para recuperar sus ojos... Pero no era capaz... Lishis era ahora muy importante para ella.

Un d韆, mientras Annarien paseaba con Lishis por los jardines del claustro, la joven le coment?a su maestra:

?/span>Maestra, me has dicho c髆o perdiste la vista... 緼caso puedes recuperarla?

Annarien cerr?los ojos ciegos y se par?un instante. Su brazo estaba sobre el de la joven, como si fuera su gu韆. Parec韆 que le hab韆 le韉o la mente.

?/span>S? que puedo recuperarla ?/span>respondi? con firmeza? pero, para hacerlo, otra persona tendr韆 que perderla. Es un hechizo complejo. Lleva unos minutos recitarlo por completo.

?/span>縎abes qu?flores son esas? ?/span>le pregunt?cambiando de tema, mientras se馻laba a una hermosa flor que s髄o Lishis pod韆 ver.

?/span>Son bocas de drag髇 y tienen propiedades medicinales. Pero, al cogerlas, hay que tener cuidado. Si las cortas cuando a鷑 no son del todo rojas, puedes envenenarte con su savia. S髄o cuando se vuelven rojas pueden curar; de la otra manera, matan.

?/span>Son preciosas... Pero... 縫or qu?me dices esto ahora?

?/span>Porque alg鷑 d韆 te mandar?por hierbas medicinales... y no quiero que mueras.

?/span>Gracias por tus consejos, Maestra.

?/span>h! or lo m醩 sagrado, no me llames as? No logro acostumbrarme a ese nombre... Soy simplemente Annarien. Ll醡ame as? por favor ?/span>dijo sonriendo.

Pasaron los d韆s. Los planes de Annarien se perfilaban en su mente. Desde hace a駉s no hab韆 tanta actividad acumul醤dose en su cerebro. Trabajaba a toda prisa, abriendo caminos diferentes seg鷑 el plan saliera o no de una manera u otra. Encendiendo una vela para alumbrar un libro que no ve韆, s髄o palpaba, se dispuso a esperar que la joven le trajera las hierbas que le hab韆 mandado coger para realizar cierta p骳ima. Levant?luego el rostro, dejando caer las manos sobre el libro, y suspir?

?/span>La oscuridad me rodea. Vivo en un mundo de tinieblas. Nada ya puede salvarme. Nada puede... Quiz醩 t?..

De pronto, interrumpiendo sus pensamientos, son?un grito m醩 all?de las galer韆s, en los jardines. Annarien, recogiendo los bajos de su t鷑ica, baj? a todo correr. Se sab韆 los pasillos de memoria. Cuando lleg?a los jardines, Lishis yac韆 en la hierba con una roja flor de boca de drag髇 en la mano. La m韘tica se agach?junto a ella; a鷑 viv韆.

?/span>Maestra... Annarien... ?/span>logr? pronunciar?/span>. Si era totalmente roja...

?/span>Shh... ?/span>la calm?mientras posaba la cabeza de la joven en su regazo?/span>. Ten韆 una marca blanca bajo los p閠alos, era imposible de ver...

?/span>Annarien, voy a morir...

?/span>No digas eso...

  
    

?span style="FONT-FAMILY: Arial; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: MS Mincho">縎abes qu?flores son esas?? le pregunt?cambiando de tema, mientras se馻laba a una hermosa flor que s髄o Lishis pod韆 ver.

(Imagen de la autora)

  

?/span>Lo s??/span>dijo abriendo sus ojos oscuros?/span>. Mi cuerpo se paraliza poco a poco... y siento un dolor horrible. Antes de que muera, quiero que pronuncies ese hechizo... y que recuperes tu vista con la de mis ojos...

?/span>No puedo... Voy curarte con mi poder ?/span>dijo, extendiendo sus manos sobre ella. Lishis las retir?bruscamente.

?/span>Yo no valgo nada. Soy una simple hu閞fana que fue educada para trabajar. T? sin embargo, tienes un gran futuro, Maestra. Y necesitas tus ojos. Necesitas ver el mundo... hazlo por m? por favor...

?/span>Lishis... ?/span>las l醙rimas se derramaban por sus mejillas.

?/span>azlo!

Annarien baj?la cabeza. La diadema de oro con un gran ojo que se centraba en su frente fue cubierta por sus cabellos de bronce. Sinti?c髆o flu韆 el poder dentro de ella. No sent韆 esta sensaci髇 desde hac韆 a駉s... Empez?a pronunciar repetidamente estos versos mientras el ojo de la diadema se iluminaba:

  

As sure caipa ne halen carpnacar,

nein caen coen teirnen sacaen.

De tir incaen ein de sidher,

de sidher ne desinteir.

  

Ke taen a sur sacae mel,

ke as sacae paes sur melkaen.

Assurein neir sacae inde asca is elli.

Neireas sidhaes noew sera un eunen.

  

(De mis ojos se va la niebla,

tanto como de ella se cubren los tuyos.

La luz penetra en la oscuridad,

la oscuridad se desvanece.

 

Que venga a m?tu don,

que a ti pase mi maldici髇.

As? con tu fin, llega la de ella.

Nuestras almas ahora ser醤 una sola.)

  

?/span>Nuestras almas ser醤 una sola...

Annarien abri?los ojos desorbitadamente. ab韆 cometido de nuevo un fallo en el hechizo! La inflexi髇 de la 鷏tima palabra no era correcta. Era 玡uuneen? no 玡unen? Ya era demasiado tarde. No hab韆 correcci髇 posible...

Lishis, tras un 鷏timo espasmo producido por el veneno, expir? Annarien levant?la cabeza hacia el cielo y abri?los ojos llenos de l醙rimas. La luz la her韆... Hab韆 recuperado la vista. Llorando y viendo c髆o las l醙rimas empa馻ban su vista recuperada, se desplom?sobre el cuerpo de Lishis.

?/span>La flor que llevabas era completamente roja. La boca de drag髇 s髄o es venenosa cuando se vuelve escarlata, despu閟 de ser blanca. Como el fuego p鷕pura del drag髇, quema y mata.

Se llev?las manos a los ojos.

?/span>縌u? he hecho? o quer韆 recuperar mis ojos a este precio!

Llorando y llorando, descubri?que sus nuevos ojos ve韆n la primera luz con sufrimiento.

No puedo pertenecer a la Orden... mat?a un ser inocente... mi vida... mi trabajo... 縋ara qu?mi magia? rgh! ?/span>grit? angustiada.

?/span>No mereces vivir, aberraci髇 de la naturaleza! iega insensata! sesina! ?/span>dec韆 una voz en su mente?/span>-. Lo mejor que puedes hacer es arrojarte desde el balc髇 m醩 alto de este lugar sombr韔. Venga, 縜 qu?esperas, m韘tica??

  

     

Annarien levant?la cabeza hacia el cielo y abri?los ojos llenos de l醙rimas.

(Imagen de la autora) 

  

Annarien, con los ojos en blanco, subi?a lo alto del templo. Descalza, subi?los 鷏timos pelda駉s de la terraza, pas?una de sus piernas sobre la balaustrada. Luego la otra. Se inclin?sobre el vac韔. Cerr?los ojos. Respir?hondo...

?/span>玁o lo hagas ?/span>dijo una voz conocida en su cabeza?/span>. Tienes mucho por lo que vivir, mucho que hacer... Tienes que conocer a alguien que te haga feliz... No lo hagas...?

La m韘tica abri?los ojos y contempl? esta vez dentro de s? el gran abismo que se abr韆 a sus pies. Sus 髍bitas se abrieron sobremanera y a punto estuvo de perder el equilibrio y precipitarse al vac韔, pero se contuvo. Cerr?los ojos y respir?hondo.

?/span>No tengo perd髇. Soy una asesina... Tengo que confesar mi crimen. S髄o as?podr?hallar la paz... la paz que a mi alma le falta... mi alma...

No esper?para darle un buen entierro a su aprendiza, se sinti?demasiado cobarde, demasiado impura para poder osar tocar de nuevo su cuerpo y decirles a todos que hab韆 provocado su muerte. Recogi?sus pertenencias m醩 preciadas a toda prisa y abandon? el templo, silenciosa, a lomos de Brisa, su yegua plateada. Cruz?el bosque que antes no pod韆 ver, para alcanzar un hermoso lugar de leyenda. Un lugar donde, seg鷑 se dec韆, se perdonaban los pecados m醩 aberrantes. Y aunque ella sab韆 que subir de rodillas aquellos m醩 de quinientos escalones no serv韆 para nada, aquel lugar la atra韆 con una fuerza indomable. Hab韆 un gran poder en 閘 que llamaba a una parte de su alma hasta ahora dormida y que luchaba contra un ente extra駉 que habitaba desde hac韆 poco junto a ella...

  

  

  

_______________

M髇ica Navarrete Galv醤 (M醠aga, 1987) estudia la diplomatura de Maestro en Educaci髇 Primaria en la Facultad de Ciencias de la Educaci髇 de la Universidad de M醠aga. Aficionada a la mitolog韆, al dibujo y a la lectura de novelas de aventura y fantas韆, escribe e ilustra sus relatos desde los ocho a駉s. Actualmente escribe en su tiempo libre relatos fant醩ticos inspirados en el mundo que ha creado y del que tiene ya varias sagas. Ha sido galardonada con diversos premios por sus relatos y dibujos a nivel escolar e instituto. Tiene varias p醙inas personales donde muestra sus trabajos literarios y art韘ticos originales bajo el nombre de 揕egendario Tir na n'Og?en esta direcci髇: http://tirnanog.dark-souls.net/. Recomendable su visita.

  

  

GIBRALFARO. Revista de Creaci髇 Literaria y Humanidades. A駉 V. N鷐ero 44. Octubre 2006. Director: Jos? Antonio Molero Benavides. ISSN 1696-9294. Copyright ?2006 M髇ica Navarrete Galv醤. Reservados todos los derechos ?2002-2006 EdiJambia & Departamento de Did醕tica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educaci髇. Bulevar Louis Pasteur, s/n. Campus de Teatinos. Universidad de M醠aga. 29071 M醠aga (Espa馻).

  

  

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