a materia de los sue駉s, 縞髆o describirla? Desde
luego, no es f醕il de asimilar para el
conocimiento humano, pues todav韆 no tenemos los
conocimientos previos para poder empezar a
entender de qu?est醤 hechos, c髆o se originan
y, lo que es a鷑 m醩 importante, la repercusi髇
que tienen en nuestra vida. Esta historia trata
sobre ellos y la distancia entre el mundo real y
el mundo de los sue駉s, dos lugares muy
diferentes pero que est醤 estrechamente
relacionados.
En un atardecer como otro cualquiera, Steve se dirig韆
de vuelta a casa tras la dura jornada laboral. 蒷
trabajaba como transportista de productos
qu韒icos para una peque馻 empresa de la ciudad
en que viv韆. Dispon韆 de un peque駉 cami髇
con una buena capacidad de carga para su escaso
tama駉.
Steve ten韆 que trabajar alrededor de unas nueve horas
diarias, durante las cuales viajaba a las ciudades
cercanas realizando env韔s de diversos productos;
entre ellos, el m醩 usual era el nitr骻eno
liquido, aunque tambi閚 realizaba peque駉s
trasvases de fertilizantes y otras sustancias
qu韒icas destinadas a favorecer la agricultura.
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Estaba totalmente cansado y, a los
pocos segundos, ya estaba dormido. Un largo y
pesado sue駉 le acababa de invadir y, a partir de
ese momento, la consciencia le abandon?para toda
la noche. |
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Circulando por la ciudad en direcci髇 a su hogar, Steve
comenzaba a notar los efectos del cansancio, los
p醨pados le pesaban cada vez m醩 y ya no
coordinaba bien todos sus movimientos, sus
reflejos disminu韆n hasta el m韓imo nivel
necesario para mantener el control del veh韈ulo.
De esta forma, sin saber c髆o, Steve lleg?a su
hogar sin grandes problemas.
Hab韆 realizado tantas veces el mismo camino, que
podr韆 conducir perfectamente hasta con los ojos
cerrados. Inconscientemente ten韆 un esquema
mental de todo el trayecto en su cabeza, que su
cuerpo ejecutaba de modo autom醫ico, sin tener
que meditar en nada las acciones que realizaba. La
vuelta a casa desde la oficina dur?un solo
instante para 閘, aunque verdaderamente hab韆n
transcurrido bastantes minutos.
Una vez llegado a la peque馻 calle donde viv韆,
estacion?su cami髇 a pocos metros de su casa y,
pr醕ticamente, se arrastr?hacia la puerta.
Aparentemente daba la impresi髇 de sufrir una
intoxicaci髇 et韑ica cuando baj?del coche,
pero 閟te no era su caso, el cansancio hab韆
llegado hasta tal punto que le imped韆 andar
correctamente. Tuvo que intentar varias veces
introducir la llave en la cerradura hasta que por
fin consigui?abrir la puerta.
Antes de entrar, dirigi?una breve mirada a la vecindad.
Peque馻s casas poblaban toda la calle, que, a
pesar de ser corta, ten韆 una anchura
considerable, por la que pod韆n circular
veh韈ulos de grandes dimensiones sin problemas.
Era el t韕ico barrio de diminutas casas cercano a
las afueras de la ciudad. Los grandes edificios
del centro no eran muy comunes por dicha zona, se
podr韆 decir que eran inexistentes.
Una vez dentro, Steve se arrastr?hasta la cama, donde
se tumb?r醦idamente, sin llegar a quitarse la
ropa siquiera. Estaba totalmente cansado y, a los
pocos segundos, ya estaba dormido. Un largo y
pesado sue駉 le acababa de invadir y, a partir de
ese momento, la consciencia le abandon?para toda
la noche.
Al principio, todo esta oscuro, no se piensa en nada, no
se ve nada, no se siente nada... Se podr韆 decir
que se habita en el plano de la no-existencia o
que se vuelve al principio de todo, a antes del
nacimiento, cuando no se tiene la percepci髇 de
estar vivo. De esta forma se sent韆 Steve,
aunque, claro, ni siquiera 閘 lo sab韆. Para
Steve era imposible saberlo, porque el sue駉 es
el due駉 del cuerpo y de la mente, y cuando te
invade, s髄o permite mantener activas las m醩
importantes funciones vitales y domina los
sentidos hasta hacerlos casi desaparecer. Pero
este 鷏timo aspecto no es tan negativo como
parece, el sue駉 abre otro tipo de percepciones,
que no son humanas ni naturales, van m醩 all?de
lo sensorial y permite captar los est韒ulos que
no pertenecen a los c韗culos del mundo.
De pronto, la vista de Steve comenz?a aclararse. Lo
primero que vio fue una brillante luz que lo
ocupaba todo y cada vez se hacia m醩 potente
hasta inundar todo el espacio donde se encontraba.
Este fogonazo de luminosidad s髄o duro unos
segundos, despu閟 todo se hizo visible. Se
encontraba en la habitaci髇 de su casa, a una
altura de dos metros por encima del suelo, casi
rozaba el techo. Desde esta posici髇,
pod韆 ver su cama y a 閘 mismo en total estado
de reposo. Todo era normal y reinaba una aparente
calma en toda la habitaci髇. Steve se miraba las
manos y no encontraba cambio alguno en su cuerpo,
solo ten韆 la sensaci髇 de flotar en el espacio
de su habitaci髇.
Este hecho le parec韆 extra駉 en un principio, pero
luego se dio cuenta de que tambi閚 le era
extremadamente familiar. Steve estaba situado a un
metro por encima del suelo, levitaba sobre la
habitaci髇 sin temor alguno, dej醤dose arrastrar
por las peque馻s corrientes de aire que surg韆n
de la ventana. Usando su instinto para desplazarse
por el aire, se acerc?hasta la c髆oda donde,
justo encima, hab韆 situado un gran espejo, pero
por mucho que se acercaba, no lograba encontrar su
reflejo.
Y es que el espejo esta hecho de materiales de la tierra
y s髄o refleja lo que pertenece a la tierra, al
mundo sensible. El estado de la mente de Steve
hab韆 sacado fuera de s?la otra mitad que
constituye la
materia viva, es decir: 玸u yo astral? cuando
su alma toma consistencia et閞ea y el esp韗itu
no est?ligado al cuerpo y tiene total
independencia.
Transcurrieron pocos segundos tras su intento de verse
ante el espejo, cuando, de pronto, un t鷑el
luminoso surgi?ante 閘. Una gran abertura por
la que cab韆 f醕ilmente un hombre apareci?de
improviso en la pared de su cuarto. El t鷑el
desprend韆 el olor de un mundo nuevo, sonidos
dif韈ilmente identificables y la visi髇, a lo
lejos, de un lugar totalmente diferente. El aura
luminosa que rodeaba a la entrada del t鷑el
invitaba a pasar al otro lado y su aparente calma
era el ancla que tiraba de Steve para acercarlo
hacia 閘. Antes de entrar por el t鷑el, dirigi? una breve mirada hacia su cuerpo inm髒il y, sin
pens醨selo dos veces, cruz?el portal, cerrando
los ojos.
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Cuando los abri? se encontr?ante un paisaje
maravilloso, grandes cascadas de agua cristalina
se distribu韆n alrededor de toda una llanura
verde. Inmensos 醨boles de varias decenas de
metros de altura daban sombra a una vegetaci髇 de
lo m醩 variada. |
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Cuando los abri? se encontr?ante un paisaje
maravilloso, grandes cascadas de agua cristalina
se distribu韆n alrededor de toda una llanura
verde. Inmensos 醨boles de varias decenas de
metros de altura daban sombra a una vegetaci髇 de
lo m醩 variada. Steve sab韆 de las m鷏tiples flores que adornaban a
estas plantas, pues fue jardinero antes de
conseguir su trabajo actual, pero no las
consegu韆 reconocer totalmente. Le parec韆n
extremadamente familiares, pero no pod韆
reconocer su especie, aunque este aspecto tampoco
le importaba mucho.
Steve no hizo el m醩 m韓imo intento por analizar nada,
s髄o se dejaba guiar por su emoci髇 e instinto,
sin prestar demasiada atenci髇 a sus nuevos
sentidos. La percepci髇 en el mundo de los
sue駉s no es la misma que en el mundo sensible,
los sentidos var韆n de forma considerable y se
relacionan con la imaginaci髇.
Steve, que se encontraba flotando a varios metros sobre
un peque駉 lago, s髄o ten韆 que imaginar un
fruto en su mano para que 閟te apareciera sobre
ella. Maravillado ante este hecho, casi tira la
peque馻 manzana que hab韆 imaginado, pero una
vez que la hab韆 sujetado correctamente, la
dirigi?hacia su boca. La manzana era totalmente
real, olor, gusto y tacto eran iguales a los de
cualquier otro fruto del mundo sensible. Steve no
sal韆 de su asombro, ni siquiera consideraba que
pod韆 encontrarse en un sue駉, las sensaciones
eran reales y se sent韆 perfectamente consciente.
Poco tiempo tard?Steve en ver p醞aros de distintas
especies volando alrededor de 閘 o estableciendo
c韗culos conc閚tricos cercanos a la superficie
del lago. Estas aves eran de colores vistosos y
ten韆n largas colas de peque馻s plumas doradas.
Steve volaba entre ellas durante largo tiempo y,
adem醩, pod韆
entender su armonioso
canto, que hablaba sobre los or韌enes de la selva
en la que habitaban y de los diferentes seres que
la poblaban. Steve pod韆 sentir esos otros seres,
aunque no consegu韆 verlos de ninguna forma.
De improviso, las aves que volaban con 閘 se alejaron y
s髄o una peque馻 ave de plumas rojizas y de
aspecto semejante a una golondrina se acerc?para
decirle una breve frase: 獿os sue駉s no son
reales para todos? Steve se qued?pensativo
ante este comentario, no comprend韆 su
significado, ni por qu?se lo hab韆n comunicado
a 閘.
Un pensamiento de duda le cruzo la mente, y 閟te tuvo
dr醩ticas consecuencias, porque todo el paisaje
que le rodeaba comenz?a desaparecer ante sus
ojos y el cielo perd韆 su tono azulado para tomar
un oscuro color negro que se iba extendiendo a lo
largo de todo el terreno.
Antes de que los 醨boles o cualquier otro ser vivo o
inerte fuera tocado por la gran masa negra que se
acercaba, 閟tos perd韆n sus colores hasta
hacerse trasparentes y desaparecer. Steve perdi? la capacidad de volar y descendi?hasta quedar
envuelto por una negrura total.
De nuevo, unos segundos transcurrieron antes de que la
luz volviera para Steve, que ahora se encontraba
en otro lugar. Esta vez se encontraba sentado en
la cuneta de una carretera perdida en los mapas y
mal asfaltada. Una intensa lluvia ca韆 en aquella
zona. Con la ropa totalmente empapada, Steve
miraba fijamente a la carretera. Era noche cerrada
y la oscuridad era completa, aunque no silenciosa,
porque el sonido de la lluvia y los truenos
se repet韆 constantemente.
El intenso viento le azotaba la cara, aunque Steve no
hac韆 el m醩 m韓imo esfuerzo por protegerse,
estaba totalmente absorto observando la carretera,
y su persistencia tuvo pronta recompensa, pues, a
lo lejos, ve韆 c髆o un veh韈ulo de no muy
grandes dimensiones se acercaba a gran velocidad.
Steve estaba totalmente tranquilo, pero su 醤imo
cambi?de pronto, cuando el veh韈ulo perdi?el
control al caer un intenso rayo cerca de su
trayectoria.
Las consecuencias de este hecho fueron r醦idas, el
suceso s髄o dur?unos segundos, tras los cuales
el veh韈ulo aparec韆 volcado a escasos metros de
Steve. Aunque la oscuridad no permit韆 ver nada,
los breves rel醡pagos daban una idea del estado
del veh韈ulo.
Steve se acerc?con paso vacilante hacia 閘, estaba muy
nervioso por el accidente que a punto hab韆
estado de costarle la vida, pues hab韆 conseguido
esquivar al veh韈ulo en el 鷏timo momento. En
cuanto lleg?a las puertas del mismo, cay?de
rodillas y la expresi髇 de su cara pas?del
miedo prematuro al horror m醩 completo. El
veh韈ulo que se hab韆 estrellado frente a 閘
era su propio cami髇, pero no fue esto lo que
verdaderamente asust?a Steve, sino el ver sus
manos cubiertas de su propia sangre, despu閟 de
llev醨selas al rostro.
A partir de ese momento, Steve sab韆 qui閚 era el
conductor de dicho cami髇, en el interior de la
cabina pudo observar su propio cuerpo. Steve no
pod韆 comprender este hecho. 緾髆o era posible
encontrarse en dos lugares al mismo tiempo? Y otra
pregunta m醩 inquietante le atemorizaba a鷑
m醩, 縞髆o pod韆 estar vivo si su propio
cad醰er se encontraba frente a 閘?
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Esto fue
suficiente para que cambiara todo el escenario
donde se encontraba. Ahora se encontraba en un
amplio desierto sin nada vivo alrededor, ni
vegetal ni animal. |
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Totalmente asustado y sin saber ad髇de dirigirse, Steve
recibi?una inesperada visita. La figura de un
perro salvaje apareci?ante 閘, y a鷑 m醩
sorprendentes fueron sus palabras: 獿as
pesadillas suelen dominar la noche? Tras estas
palabras, Steve qued?pensativo y, por un
instante, imagin?despertar, y esto fue
suficiente para que cambiara todo el escenario
donde se encontraba. Ahora se encontraba en un
amplio desierto sin nada vivo alrededor, ni
vegetal ni animal. Enfrente de 閘 se
encontraba el portal de vuelta a casa. A trav閟
de su marco de luz pod韆 ver su cuarto, su cama y
a 閘 mismo durmiendo. Cuando se dispon韆 a
cruzar sin pensarlo un instante, sufri?un
peque駉 traspi?que casi le hizo caer al suelo.
蓅te se lo hab韆 provocado un peque駉 lagarto
al cruzar vertiginosamente entre sus piernas. El
animal, salido de la nada, le dirigi?una
peque馻 frase antes de desaparecer: 玃esadilla y
sue駉 son dos caras de la misma moneda?
Nada m醩 decir esto, Steve mir?a su alrededor y vio
c髆o a ambos lados del desierto comenzaban a
aparecer los dos mundos en los que hab韆 estado,
la espesa selva del primer mundo hacia un lado, y
la oscura tormenta del segundo mundo hacia el
otro. Estos dos paisajes comenzaron a extenderse
r醦idamente por el amplio desierto, aunque Steve
no se qued?para ver el resultado de su uni髇 y,
sin pens醨selo dos veces, cruz?el portal... y
despert?
Steve se incorpor?de la cama en un instante, se llev? la mano a la frente para quitarse el sudor fr韔 y
not?c髆o el nivel de sus pulsaciones empezaba a
decrecer. Seguidamente, se dirigi?al cuarto de
ba駉 para lavarse la cara. Mientras se aseaba,
contemplaba la imagen de su rostro reflejada en el
espejo. No pod韆 recordar casi nada de lo que
hab韆 so馻do, s髄o breves im醙enes de los dos
mundos donde hab韆 estado y las dunas del
desierto; aunque ni siquiera pod韆 recordar la
puerta luminosa y otros muchos detalles, que se
perd韆n en su mente.
Al poco tiempo de haberse despertado Steve, sali?el
sol, lo que significaba el comienzo de una nueva
jornada laboral para 閘. Steve no prest?ninguna
importancia a lo que le hab韆 sucedido y
r醦idamente se march?a trabajar. Estaba seguro
de que, a los pocos d韆s, habr韆 olvidado todo
lo que le hab韆 sucedido en aquel incomprensible
e inquietante sue駉.
Para la mente racional de cualquiera, uno puede pensar
que los sue駉s son asociaciones de recuerdos
realizadas de forma arbitraria por el cerebro
durante la noche de manera inconsciente. Y esto
puede tener su parte de verdad, pues Steve hab韆
visto el d韆 anterior un documental sobre la
selva amaz髇ica en un programa de televisi髇 y
este hecho se pod韆 relacionar con el primer
mundo donde estuvo, adem醩 del sue駉 que tenemos
todos los seres humanos de volar. En el caso del
segundo mundo, Steve ten韆 un miedo terrible a
las tormentas fuertes desde que era ni駉 y a la
visi髇 de la sangre por supuesto, y mucho m醩 si
era la suya propia.
Viendo estos dos casos, cabe pensar que los sue駉s son
una actividad cerebral del organismo cuya funci髇
a鷑 no hemos descubierto, o bien la segunda
opci髇, esa opci髇 que nadie considera y que
consiste en que los sue駉s o pesadillas son
recuerdos de un mundo diferente al cual viaja
nuestra conciencia cuando el cuerpo est?dormido,
aunque todos esos recuerdos se pierden al volver
al mundo f韘ico, al mundo real.
Steve siempre hab韆 sido partidario de la primera
opci髇, pero la visi髇 de un perro callejero
id閚tico al de su sue駉, nada m醩 cruzar la
calle al dirigirse hacia el cami髇, le hizo
estremecerse y comenzar a plantearse no pocas
cosas.
縎imple coincidencia? Es posible, pero sobre los sue駉s
no se tienen, con ninguna seguridad, todas las
respuestas.