espués
de haber escrito varias redacciones como ésta, en
las que hablaba del Método Silva y todas sus
aplicaciones, mi interés por el conocimiento de
nuevas cosas ha puesto sus ojos en el campo de lo
paranormal o, si se prefiere, de lo que trasciende
nuestras percepciones empíricas.
El curso pasado, una amiga y yo
hablamos e intercambiamos opiniones acerca de las
creencias personales en materia esotérica, que si
la energía, que si Dios, que si la vida después
de la muerte... y me dejó un libro titulado El
Arte del Chi-Kung. Con él, descubrí que
existe la energía corporal y que es posible
moverla por el cuerpo con la mente. Además, esta
energía está en estrecha relación con la
energía universal, con Dios. El Chi-Kung usa
la energía a voluntad. “Otro lado”, “energía”,
“Dios”...
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Empecé a sentir en ese momento como si me
elevara y a la vez me moviese hacia atrás.
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Pero
¿qué es
“eso” en realidad? ¿Qué es lo que
está ahí? ¿Es algo inteligente o son simples ondas
electromagnéticas en sintonía con las ondas de
la mente? ¿Qué es lo que necesita de
procedimientos y métodos para que te ayude? Si
Dios es todopoderoso y omnipotente, ¿por qué hay
que meditar en alfa para que te escuche? Quizá
porque cuando estás en alfa, estás más centrado
en lo que quieres pedir, y envías el mensaje a
Dios más claramente, sin que esté condicionado
por el ruido externo, por los agentes que tienden
a desconcentrar tu pensamiento. Entonces, cuando
Dios recibe una petición clara, la juzga y, si es
constructiva y no generadora de conflictos, la
ejecuta; de lo contrario, la rechaza. Esto
demuestra que la entidad superior, Dios, es
inteligente.
Pero,
¿por qué Dios y no otra cosa? Para poder creer
en Dios, el Chi-Kung y la magia al
mismo tiempo,
el
Método
ha buscado una síntesis no excluyente, que no
descarte ninguna de las prácticas y englobe a
todas las religiones del mundo: Dios no es
material, luego no puede tener forma de hombre,
incluso no tiene por qué llamarse Dios. La forma
de Dios la damos nosotros, y su nombre también.
Si el cosmos es energía y el cuerpo del hombre
también, cuando morimos, nuestro cuerpo se separa
de nuestra alma, de nuestra mente, que se volatiliza,
y la energía positiva que nos conforma pasa a
mezclarse, a formar parte del universo. El
cristiano, en su mente, tendrá a Dios, y cuando
muera, verá su Reino, y ante sus ojos se alzará
la maravilla en que él creyó, y Dios lo mirará,
con compasión, y acogerá su alma en su Paraíso.
La persona perversa y malvada, conformada de pensamientos
negativos y energía destructiva, no podrá
mezclarse con los buenos, y será rechazada,
pero si Dios, en su infinita misericordia, la perdona, la
mínima energía positiva que tenga su alma
nutrirá el resto de ella y será admitida en el Reino de los Cielos. De
forma que las religiones son maneras de dar forma
a la verdad. ¿Sería Jesucristo un hombre que
conocía la verdad, y que empleó una
terminología poco adecuada para ser comprendida
con facilidad por las
gentes? Quizá, pero, al final, todos
conoceremos la verdad.
Pero ahora mi interés se ha
centrado en las llamadas “experiencias
extracorporales” o “viajes astrales”. Desde
hace tiempo ha sido un tema que me ha interesado
bastante el hecho de poder salir del cuerpo y
mirar lo que ocurre a mi alrededor. El otro día fui y saqué algo de información de Internet
acerca de la “Astral Projection” y algunas
direcciones electrónicas de gente que se dedican
a esto. Me bajé también una página en la que se
indica una manera para principiantes de abandonar
el cuerpo, llamada el “método de la cuerda”.
Me descargué otra página que hablaba sobre todas
las sensaciones y sentidos que se perciben durante
el transcurso de un viaje astral y de la salida
del propio cuerpo, así como las pautas de
posición y relajación que eran necesarias
para realizar el viaje con éxito.
Mi
amiga decía, además, que era bueno escribir
todas las experiencias durante la práctica de
viajes, y a ello voy.
Anoche
me tumbé y traté de relajarme para iniciar el
viaje, pero me relajé demasiado, como ya me
había ocurrido más veces. Total, que me dormí.
Me desperté a las siete, porque había puesto el
despertador. Me dije: «Bueno, ahora estoy muy
relajada, pero mi mente está despierta, así que
voy a intentar el viaje de nuevo». Me tumbé y ya
estaba en condiciones idóneas para empezar. No me
hizo falta usar el método de la cuerda. Sabía
que no me hacía falta. Entonces... ¡un objetivo!
Sí, no había salido aún, pero sentía
cosquilleo de energía por todo el cuerpo, tal
como describía ese artículo de la página web.
Entonces me acordé de que era necesario pensar
fuertemente en el objetivo, el sitio adonde se quiere ir o lo que
se quiere hacer. Pensé con
todas mis fuerzas en el patio de la casa de una
amiga a la que ese mismo día había visitado.
Empecé a sentir en ese momento como si me
elevara y a la vez me moviese hacia atrás. Me
desconcentré y volví en mí. Pero entonces
pensé que aún no conocía bien ese lugar, quizá por ello no podía ir allí. Quise ir a
otro sitio, esta vez a la casa de otro amigo.
Pensaba que, una vez allí, podría colarme por la
ventana y entrar en su habitación. Volví a
sentir que me elevaba, y, nuevamente, caí de
repente en mi cuerpo. «Bueno ¾pensé¾; por lo menos, he adelantado algo». Me moví y me dormí.
Me
propuse intentarlo en otra ocasión. Esta vez, la
experiencia ha sido un poco más completa que la
vez anterior, porque he comprendido algunas cosas
sobre la realización de viajes astrales. Anoche,
después de estar en Internet desde mi móvil, me
acosté e intenté entrar en alfa para volverme
más abierta. Pero ¡qué va!, no pude, estaba
demasiado desconcentrada, así que desistí y me
tumbé hacia el lado izquierdo, es mi posición
más cómoda para dormir. Por alguna razón, mi
cerebro estaba muy activo vislumbrando imágenes
de todo tipo: pasaban por mi mente pensamientos
acerca de mis estudios, mi familia, mis amigos.
Pensaba que no podía dormir. Esperé y me
relajé.
Todavía
estaba consciente cuando volví a notar esa
sensación, y sabía lo que iba a pasar después.
Rápidamente, un flujo de vibraciones recorrió mi
cuerpo desde los pies a la cabeza, y era
consciente de que esto significaba que, acto
seguido, saldría de mi cuerpo. Bueno, por
supuesto que accedí, lo estaba deseando, y noté
que me elevaba de mi cuerpo, dejándolo, pesado e
inmóvil, en la cama. Todo fue muy extraño. Al
igual que la vez anterior, tampoco fui capaz de ver
nada, sólo sentía la sensación de estar
moviéndome, dando bandazos sin rumbo de un lado
para otro por mi habitación. Sabía que estaba
fuera de mi cuerpo, pero no podía ver nada, sólo
veía negro, todo era tinieblas. Esto me
extrañó. Se suponía que cuando sales del
cuerpo, ves lo que hay a tu alrededor, incluso
cuando está oscuro. Seguí dando bandazos.
Primero bajé ―creo― hasta el suelo,
luego subí y me coloqué boca abajo encima de mi
cuerpo ―eso creo también, porque, como digo, no
veía nada― y sentí algo muy raro: notaba
mi cuerpo físico y mi cuerpo astral al mismo
tiempo, o algo así, sabía que mi cuerpo estaba
tumbado en la cama, inmóvil, y cuando pretendía
moverme, mi cuerpo no se movía. Entonces noté
como si mi cuerpo se inclinara, empujado por
alguna fuerza extraña, en la cama, de manera que,
estando tumbada hacia el lado izquierdo, tendía a
ponerme boca abajo, y noté la sábana en mi
pierna.
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Bueno, por
supuesto que accedí, lo estaba deseando, y noté
que me elevaba de mi cuerpo, dejándolo, pesado e
inmóvil, en la cama.
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Al
percibir esta sensación, creí que había vuelto,
pero no,
continuaba fuera, y después volví a sentir la
fuerza, que, esta vez, me hizo tocar con el brazo
derecho la pared, como si fuera mi cuerpo físico
el que lo hiciera. Pensé: «No veo, todo está
muy oscuro.
Quizá por eso, voy a salir por la ventana», y
traté de levantar un poco la cabeza para
encontrar las rendijas de luz de la persiana, pero
no las vi, así que intenté imaginar algún lado
adonde ir, pero no, estaba demasiado ocupada
sintiendo lo que me pasaba como para pensar.
Creo
que lo que pasaba es que, al salir por primera o
segunda vez, estaba descontrolada y no sabía
moverme. Lo intentaba como si estuviera en mi
cuerpo, moviendo los músculos, y no pensé en
que, para moverme en el plano ultrasensorial, no podía usar mis
brazos y piernas, porque no tenía, sino que
tenía que hacerlo con la mente. Pero bueno, soy
una novata; además, el hecho de no ver nada me
desorienta aún más.
Después
de esto, empecé a preocuparme, y quise moverme.
Y ahora viene lo más extraño: en esta ocasión,
notaba el cuerpo físico, y notaba el cuerpo
astral, pero, al querer moverme, no
sabía
―literalmente―
cómo hacerlo. Era como si tuviera abiertas
dos ventanas en Windows, como dos canales,
necesitaba saber en qué “canal” estaba mi
cuerpo para moverlo, y me preocupé, esto era más
extraño de lo que me había imaginado, y pensé,
con palabras: «¿Dónde estoy?». Acto seguido se
dejó oír un ruido, quizá era mi hermana moviéndose
en la habitación de al lado, y ya supe moverme y
abrir los ojos. Encendí la luz y miré a mi
alrededor y me dije: «¡Qué paranoia!».
Después
me acosté y me dormí. Aunque sin resultados
significativos, la
experiencia había sido interesante, y voy a
continuar intentándolo hasta que consiga ver y
aprenda a moverme... en esa otra dimensión.