PRIMER A袿
sto no es Alcatraz, amor, pero se le parece; estamos
atados a morir, nudo ciego, ovillo enmara馻do,
aire que exhalo y que aspiras sediento entre las
paredes h鷐edas de tu prisi髇. Vendr醩,
encontrar醩 la manera de enga馻r al cancerbero
de turno, llegar醩 a gatas si es preciso,
lamiendo los pasillos, sinti閚dome, loba en celo
entre los altos barrotes de nuestra complicidad.
Alguien mira desde afuera, camina en zig-zag su
propia sombra. Disimulo, me alejo de la escu醠ida
ventana con cierto temor. 縔 si no vienes?, 縮i
no vienes jam醩?, o 縜lguien descifra aquello
que murmuramos bajo las s醔anas?
El enrejado de hierro parece siempre infranqueable, lo
observo y me preocupa una posible fuga. No lo
hubiese querido, t?tampoco, lo s? pero hay
delincuentes afuera y estamos nosotros,
ajenos a los ajenos que tanto nos conocen
porque act鷄n del mismo modo y con la misma
pasi髇. La pasi髇 que te obliga a traspasar las
barreras y encontrarme en secreto por en閟ima
vez: tus pupilas brincan mi cuerpo jugando a las
escondidas, re韒os, nos deslizamos anguilas
silenciosas, por las mismas paredes hasta el mismo
rinc髇, as?olvidamos el mundo que ayer nos
olvid?
Ven, si閚teme tuya, gato de mil tejados resbalosos,
experto domador de fieras, campe髇 de salto alto
y tantas cosas, que es preferible re韗 en atadura
a respirar los vientos de la libertad.
SEGUNDO A袿
e espero y tejo como hac韆 mi abuela, tejo esperanzas
verdes en punto cruz para los condenados a
presidio perpetuo y todos los que olvidaron la luz
del sol. Miro sus rostros y te veo, condenado
m韔, mercenario de ri馻s callejeras, capit醤 de
un puerto sin nombre en donde me encontraste un
d韆 escuchando caracolas de mar, toda
desgre馻da, apodada 搇a loca? con un pan
robado en los bolsillos y el filo de un cuchillo
en la mirada.
Ya hab韆 echado a andar a esa alturas, abandon?a mis
padres por placer, s髄o bastabas t?sobre el
asfalto caliente, sobre la arena movediza de mis
sue駉s, sobre el barro, s髄o bastabas t?sobre
mi cuerpo y toda tu artiller韆 pesada oprimiendo
mi instinto criminal, para volverme aquella que
encontraste metida entre mi redoblada
personalidad. C髆o no agradecerle al Dios de mis
plegarias crucificado en el templo de la
desolaci髇. Dejo el tejido y veo el calendario
sobre la pared adormecida; las horas corren la
marat髇 del tiempo record醤dome lo ajeno que
est醩 鷏timamente. Temes venir, el miedo a la
sanci髇 parece un maleficio del grupo de reclusos
que sueles amedrentar. Ya s? fui como ellos,
pero u醤ta diferencia!, la droga es s髄o
droga y el resto es lo dem醩. Recuerdas nuestro
pacto; puedo sentir tus manos enlazando las m韆s
hasta hacerme llorar. No quisiera imaginarte
delirando entre las garras inmundas de alguna
aprovechada. Sacudo mi cabeza para no ara馻r mi
rostro, camino de
esquina a esquina s髄o para aturdirme.
縀n qu?estaba?, no lo olvido, me acomodo sobre
el suelo en el mejor almohad髇 y sigo tejiendo
esperanzas verdes en punto cruz..., ma馻na tal
vez firmes aquel libro y consigas permiso para
venir hasta m?
TERCER A袿
i mameluco a rayas posee la elegancia de quien duerme la
mona tumbado en las esquinas. Friego los pisos,
qu?quieres. Enhebro tu pantal髇, aspiro su
hedor a ri馻 y perfume de burdel. Has dejado de
verme, no vienes en semanas y cuando llegas me
buscas el hombro para llorar. Basta de
lamentaciones; la comida es mejor en tu cociner韆,
tienes suerte en cierto modo, mucho m醩 suerte
que yo. Ser韆mos tan felices contigo pan y
cebolla, no estoy llorando, o grites! Baja el
tono, por favor. Yo era la
ni馻 de papi hasta que ca?en
picada..., me estrell?contra mis sue駉s. 縔
tus sue駉s? T?sabr醩. Mira mis manos, mi
rostro, mi cabello despeinado, la sombra del
pensamiento que quiso aferrarse a ti. Poco
importa, Dios lo sabe, pude morir mil veces, no me
amas como antes, eso es m醩 fuerte que yo. Est醩
inquieto, es muy tarde, debes volver a lo tuyo, el
metro cuadrado en que existes tiene tu
numeraci髇. Es el destino, la suerte, la voluntad
de los dioses, si tuvieras vida propia volver韆s
a re韗. Deja tu ropa, tus quejas, deja todo
alborotado y cuando vuelvas, si puedo, me
encontrar醩 para ti.
CUARTO A袿
in quererlo, comienzo a olvidarte, a inventar nuevas
historias en donde t?no existes. Cierro las
cortinas, el ambiente carcelero a鷑 me agobia.
Respiro, sabiendo que alguien m醩 respira desde
el fondo de mi abismo y se cubre el rostro con las
manos como espantando los males, luego palpita una
y otra vez hasta que su ritmo me lleva al peque駉
oc閍no en donde navega, despacio, despacito, sin
saber de gritos ni motines. Y ocurrir justo ahora
que te daba por muerto y me hab韆 acostumbrado a
dormir con mis fantasmas, a restregar mis deseos
en sus espaldas ficticias. A veces te lloro,
cuando pienso que
has cambiado hasta adoptar un nuevo estado,
infrahumano tal vez. No es mi culpa, tampoco es mi
Karma de traficante arrepentida o algo as? es el
amor que se escap?por la celos韆 un d韆
cualquiera en busca de libertad, dej醤dome unos
latidos en tu nombre, s髄o para fastidiar.
QUINTO A袿
l centinela no sabe que lo miro, miro su mirada de perro
amaestrado, el negro de su arma, el uniforme gris.
Hasta percibo el miedo que le provocan las fugas,
las manos empu馻das y su fragilidad. De pronto
siento piedad. Hace ya tanto tiempo que recorro su
imagen desde el sal髇 de esta casa colindante al
penal. Lo veo entre las rejas que cruzan las
ventanas y siento que mi alma deambula junto a
閘.
Vivo en tu ausencia, no vienes, quiz?nunca regreses.
Alguien desconocido se apoder?de ti. El
centinela lo sabe, es ajeno a este mundo, ajeno
como el ni駉 que juega en el jard韓 y se refugia
en mi vientre marchito de promesas, vac韔 del
amor que encontramos ayer. El centinela intuye mis
pensamientos, las palabras emergen desde el fondo
del fin, ni el beso de la tarde sobre su piel
dormida despertar?la estrella que habita su
interior. Juntos emprendimos un camino sin
retorno; el centinela respira mi dolor, el
centinela eres t?
UN D虯
u vida, la m韆, un ni駉 jugando sobre una cuerda floja,
los sue駉s fugitivos que jam醩 capturamos,
deambulan para siempre en la estratosfera al ritmo
de una m鷖ica espectral.
Nos miramos de reojo en la oficina gris como tu uniforme
del penal, un juez nos apresura, tiene prisa, es
hora de firmar el divorcio de una vez. Cojo el
bol韌rafo vigorosamente, escribo a ojos cerrados.
Haces lo mismo sin dudar. Luego nos vamos, por
distintos caminos, tras la ninfa ind髆ita de la
libertad.