N.? 45

NOVIEMBRE 2006

12

  

  
  

  

  

De 'rey de la casa' a 'tirano'

Puri Lucena

  

  

SUR

M醠aga, 25 de Noviembre de 2006

  

  

H

an cuidado cada detalle y sue馻n con el momento en el que puedan ver, despu閟 de nueve meses, su carita. 縎e parecer?a pap?o a mam? 緿e qu?color ser?su cabello? R韊n cada uno de sus gestos y la alegr韆 les desborda cuando empieza a hablar o caminar. Sin embargo, un d韆 esas palabras dejan de producir el mismo efecto y comienza la preocupaci髇 y la inquietud. Algo ha pasado y el peque駉 rey de la casa se ha convertido en el peor de los tiranos y tiene completamente sometidos a sus padres.

Los ni駉s tiranos, j髒enes y adolescentes que maltratan psicol骻ica o incluso f韘icamente a sus padres, son un fen髆eno en aumento y cada vez es m醩 frecuente encontrar noticias sobre hijos que tienen incluso amenazadas a sus familias.

  

     

Los ni駉s tiranos, j髒enes y adolescentes que maltratan psicol骻ica o incluso f韘icamente a sus padres, son un fen髆eno en aumento y cada vez es m醩 frecuente encontrar noticias sobre hijos que tienen incluso amenazadas a sus familias.

  

緾u醠 es el origen?

Los progenitores se preguntan qu?ha pasado, qu?han hecho mal, si ellos s髄o han querido darles siempre lo mejor. Parad骿icamente, este deseo exagerado es se馻lado por los especialistas como uno de los desencadenantes de esta an髆ala conducta por parte del menor. 獿a permisividad, el poco tiempo que se pasa con los hijos, la abundancia de bienes materiales, la educaci髇 en derechos m醩 que en deberes y en responsabilidades, y la complacencia constante que los hace incapaces de tolerar la frustraci髇 son algunos de los motivos que explican ese comportamiento? explica la psic髄oga Bego馻 Garc韆.

No es lo mismo un ni駉 慶aprichoso?que un ni駉 憈irano? Las se馻les m醩 indicativas son la exigencia exagerada y la poca tolerancia a la frustraci髇. 玅uieren algo y lo quieren ya? advierte la pedagoga Raquel Amaya Mart韓ez. No est醤 dispuestos a dialogar, s髄o quieren que se les escuche. Son ni駉s a los que nunca se les ha dicho 憂o? o no se ha hecho de forma clara. Est醤 acostumbrados a no tener fronteras. 玈on j髒enes que tienden a una conducta egoc閚trica, que no ego韘ta. Todo gira alrededor de uno mismo? contin鷄 Amaya, que se馻la como caracter韘tica de este tipo de ni駉s su poca tendencia a la empat韆 y al respeto por los dem醩.

  

Hasta el m韓imo capricho

Es b醩ico no darle todos los caprichos al ni駉. 獶esgraciadamente, estamos en una 閜oca en la que no se inculcan los valores para entender que la recompensa se consigue mediante el esfuerzo personal. No tienen de qu? rebelarse, consideran que tienen derecho a todo? advierte el profesor de Evaluaci髇 Educativa de la Universidad de M醠aga, Juan Jos?Monedero. Esto hace que, cuando ya es demasiado tarde, surjan enfrentamientos y tensiones con los padres cuando 閟tos ya no satisfacen las demandas de sus hijos.

En algunos casos, la violencia f韘ica y verbal llega a extremos insoportables. 玊anto el ni駉 que arremete contra otro como la v韈tima de las agresiones poseen una baja autoestima o, lo que es lo mismo, una autoestima negativa. El agresor lleva a cabo la conducta violenta como fortalecimiento de su identidad y el agredido, inseguro de s? mismo, no posee los recursos suficientes para defenderse de las agresiones? apunta Bego馻 Garc韆.

Generalmente, el perfil se ajusta al de ni駉s con edades comprendidas entre los 12 y los 16 a駉s, aunque en la actualidad aparecen con apenas 7 u 8 a駉s. Y casi siempre, varones. Estos peque駉s d閟potas dan 髍denes a sus padres, organizan la vida familiar y chantajean a todo aquel que pretende frenarlos.

Todos los especialistas coinciden en se馻lar la educaci髇 como el principal medio de prevenci髇 de este tipo de conductas. Los l韒ites deben establecerse desde que son beb閟. Eso s? no vale el simplemente 玴orque soy tu padre y as?lo mando? Las reglas deben ser razonadas, dialogadas y, sobre todo, fijas. Si en un momento determinado la madre dice 憂o? pero a los cinco minutos el padre claudica, el peque駉 pensar?que puede hacer lo que quiera.

El establecimiento de l韒ites y normas es fundamental para el correcto desarrollo del ni駉. 獷stablecer lo que se puede hacer y lo que est? permitido es necesario para dar seguridad al menor. Como est醤 acostumbrados a conseguir todo lo que quieren, los ni駉s terminan por no soportar la frustraci髇. Pero la frustraci髇 es fundamental para la educaci髇? explica Bego馻 Garc韆. Hay que hablar con los ni駉s sobre las normas que rigen en un determinado espacio. En ocasiones, se da por supuesto que el ni駉 debe saber c髆o comportarse y no es as? Las reglas deben ser habladas y consensuadas, razonadas de forma coherente para que las dos partes sepan a qu?pueden atenerse en el que caso de que no se cumplan.

Hay que explicar claramente cu醠es son los resultados negativos de determinadas conductas. Y es necesario que se cumplan las consecuencias acordadas para que el ni駉 no se acostumbre a que todo lo que haga puede pasar.

La palabra 慶astigo?empieza a desterrarse del vocabulario. Sin embargo, no hay que llegar a los extremos de algunos padres, que temen que sus hijos se traumaticen porque se les rega馿. Garc韆 califica a este tipo de progenitores como 玴adres inmaduros? ya que 玥oy d韆, los hijos son esperados y deseados y s髄o se busca su sonrisa y no los problemas que puedan ocasionar? Con tal de evitar conflictos y enfrentamientos, acaban negoci醤dolo todo, y tambi閚 consinti閚dolo todo. 玃ara educar, hay que saber decir 憂o捇, afirma rotundamente la psic髄oga.

  

Al principio es normal

El af醤 de llamar la atenci髇 y de poner a prueba los l韒ites es bastante natural en los ni駉s de cuatro a ocho a駉s. El problema aparece cuando se convierte en una actitud permanente y sin frenos. Se les ha rodeado siempre de atenciones excesivas, con pocas normas y no se les ha ense馻do a respetar horarios ni normas. El ni駉 llama la atenci髇, pero los adultos tienen que regular esta actitud para que cada vez sean m醩 independientes.

Hay que mostrar al menor, desde edades tempranas, que no puede hacer todo lo que quiere, que la madre o el padre no est醤 para servile en todo lo que desee. Una buena forma de ense馻rle a ser responsable es mediante un juego de 憇i?y 慹ntonces? Se trata de proponer al ni駉 que colabore con peque馻s tareas de la casa, siempre adecuadas a su edad. Una vez realizadas dichas actividades, el ni駉 obtendr? una peque馻 recompensa. De este modo, aprende a ser responsable y a apreciar el valor del trabajo.

A veces, las conductas agresivos de los ni駉s son consecuencia del ambiente observado en el hogar. En ocasiones, el peque駉 ha visto c髆o su padre maltrataba a su madre verbal, emocional o f韘icamente y el menor aprende por imitaci髇. No en vano, 閟te es un comportamiento que se da en todo tipo de hogares y no solamente en los problem醫icos.

  

Cuanto m醩 tarde, peor

Ante esta situaci髇, Bego馻 Garc韆 recomienda, ante todo, abrir los ojos. 獵uanto m醩 tiempo se arrastre una situaci髇, el remedio ser? m醩 lento? advierte. Lo mejor es pedir ayuda, acudir a un psic髄ogo infantil para corregir el comportamiento del ni駉. Pero tambi閚 los padres deben participar en sesiones orientativas sobre c髆o educar y actuar en casa con su hijo.

Si la situaci髇 llega a extremos de violencia, no hay que disculpar o tratar de proteger al menor, ya que ocultar su comportamiento no le ayudar?en nada. Normalmente, estos casos se producen en hogares en los que el menor vive solo con su madre, aunque no es algo exclusivo de este tipo de familias. El n鷐ero de denuncias de padres a hijos aumenta cada a駉, a pesar de ser uno de los pasos m醩 duros para los progenitores.

玁o poner fronteras pasa factura? lamenta Juan Jos? Monedero. La irresponsabilidad, la exigencia, el creer que se tiene derecho a todo... Sobreproteger al ni駉 y estar todo el d韆 pendiente de 閘, puede ser tan negativo como el desarraigo y la falta de cari駉. Cualquier extremo es malo? se馻la Monedero. Por ello, hay que buscar siempre el equilibrio. 玁o se quiere menos a un ni駉 porque nos mostremos firmes con 閘? advierte. 玃ero tambi閚 hay que ponerse en el lugar del adolescente, no exigirle nunca m醩 de lo que nos hubiera gustado que nos exigieran a nosotros mismos con su edad? concluye.

  

  

  

  

GIBRALFARO. Revista de Creaci髇 Literaria y Humanidades. A駉 V. N鷐ero 45. Noviembre 2006. Director: Jos?Antonio Molero Benavides. ISSN 1696-9294. Copyright ?2006 Puri Lucena/SUR. Todos los derechos reservados ? 2002-2006 EdiJambia & Departamento de Did醕tica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educaci髇. Bulevar Louis Pasteur, s/n. Campus de Teatinos. Universidad de M醠aga. 29071 M醠aga.

  

  

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