De Luis Sanz, un personaje emblemático del mundo de la farándula de aquella época (descubridor de Ana Belén, Marisol, Carmen Sevilla, Paquita Rico, Lola Flores), fue de quien surgi?la idea de cambiarle el nombre por uno que sonara más artístico, sugerente y refrescante: “Rocío? Y de apellido, el sonoro “Dúrcal? (el nombre de una localidad granadina). Parecía que había nacido para la cámara y para incorporar esos papeles tiernos y de buena chica que le encantaban a los españoles.

Siempre una ‘currante? Rocío Dúrcal trabaj? igualmente, el canto, el mimo, el ballet, la natación (su deporte preferido)... Y después, cámara, acción. Las productoras de cine sacaron provecho enseguida y Rocío Dúrcal protagoniz?numerosos títulos del cine español de la época. Protagoniz?un total de 15 películas en las que cantaba, bailaba e interpretaba. A títulos juveniles como Canción de juventud (1962), con Luis Lucia, su primera película, siguieron La chica del trébol (1963), Tengo 17 años (1964), Más bonita que ninguna (1965) o Buenos días, condesita (1966), siguieron Las leandras' (1966) y otras producciones a lo largo de los años setenta, como Marinela (1972) o Me siento extraña (1974).

Rocío era requerida desde todos los rincones de España como madrina y como simpático y risueño reclamo de multitud de festivales benéficos. Todo el país se rifaba su maravillosa sonrisa, su simpatía y su naturalidad. As? amadrin? tanto a diversas promociones de estudiantes, como a batallones enteros de artilleros, asociaciones de camioneros, de taxistas.

El amor, de la mano de la música

Y, claro, la música trajo de la mano el amor. En 1969 conoci?a “Juan y Junior? dúo musical que se había formado a partir de la escisión éstos del conjunto “Los Brincos? otros triunfadores de aquella España del Seat 600 y los primeros guateques, en la que a veces el cuento de hadas era posible. Y de ellos, Antonio Morales, “Junior? sería el amor de toda su vida. «Yo, al principio ─rememoraba años después─ empec?a salir con Juan (Pardo), pero ni en plan de novios ni nada por el estilo. Como amigos. Pero a m? quien verdaderamente me gustaba era el otro, el mozo. Pas?algo de tiempo y Antonio y yo comenzamos a salir? El 15 de enero de 1970, llegaba uno de los momentos más felices de su vida: la boda con Junior. Nada más y nada menos que en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en Madrid. Lola Flores, Carmen Sevilla, Vicente Parra y Marisol, entre otros, fueron algunos de los invitados a una ceremonia que ocup?las portadas de las revistas y noticiarios de aquel tiempo. Tras su matrimonio, Rocío se olvid?por un tiempo del mundo de los escenarios, del glamour, del éxito, de la pompa y de la circunstancia y form?una familia: Carmen y, luego, Antonio y Shaila, los tres hijos de la pareja.

Las rancheras, su gran éxito

Tiempo después, Rocío regres?a los escenarios y, desde entonces, se sucedieron los discos de rancheras, contados todos ellos por éxitos, continuaron las giras por Suramérica donde era aclamada, la vida de una artista en plenitud, una restallante flor de sabiduría, experiencia y buen hacer.

Rocío, en el rancho grande de ah? arriba

Pero en 2001 se le cruz?en su camino el demonio de un cáncer de pulmón. En el otoño de 2004 sufri?una recaída, pero nunca perdi?el humor ni la sonrisa. Hace ahora casi un año, el 22 de abril, recibía el «Premio Latino a Toda una Vida? otorgado por la Academia Española de la Música en un emotivo acto.

Ayer por la tarde Rocío Dúrcal emprendi?otro vuelo, el último. En el rancho grande de ah?arriba, seguro que Marieta ya est?de mariachi con los ángeles.