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Mar韆
de la Pau Janer, Palma
de Mallorca, 1966), ganadora
en la 54.?edici髇 del
Premio Planeta con su
novela Pasiones
romanas. |
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l intercambio de halagos
emponzo馻dos entre el escritor,
premio Cervantes y columnista de
El Mundo Francisco Umbral
y el tambi閚 escritor,
periodista y miembro de la RAE
Arturo P閞ez-Reverte no es una
novedad. No es, en efecto, la
primera vez que el escritor
madrile駉 embiste lanza en
ristre
contra el estilo literario de
P閞ez-Reverte. Como recuerda
este 鷏timo en un art韈ulo
suyo que ha sido recientemente
muy comentado por la cantidad de
calificativos de todo tipo que
profiere contra Umbral, el lance
dio se馻les de vida hace unos
a駉s, con motivo de unas
cr韙icas del escritor murciano
contra Jorge Luis Borges, al que
lleg?a tildar de snob
(sin髇imo de gilipollas
en el peculiar diccionario de
P閞ez-Reverte, seg鷑 los m醩
doctos) por haber afirmado el
inmortal argentino que, le韉o El
Quijote en castellano, la
obra de Cervantes le parec韆
玼na mala traducci髇?de su
edici髇 en ingl閟. El premiado
con el Cervantes reaccion? virulentamente contra las
cr韙icas vertidas por el
acad閙ico contra Borges, y ah? par?el duelo hasta el n鷐ero
944 de El Semanal (27 noviembre
- 3 diciembre), en
el que irrumpe P閞ez-Reverte
desde su secci髇 揚atente de
Corso?con su escrito El
muelle flojo de Umbral,
c醬stica r閜lica al comentario que, con motivo
de la entrega de los 鷏timos
premios Planeta, se le
ocurri?aducir a Umbral al
argumentar la falta de calidad
literaria que la Cr韙ica est? echando tanto de menos en los
autores galardonados en los
鷏timos cert醡enes literarios.
El antagonismo entre ambos
escritores hab韆 despertado de su
transitorio letargo. D閙osle un
breve repaso a los hechos.
I
El pasado 16 de octubre, la
agencia EFE daba la noticia de
que la escritora Mar韆 de la
Pau Janer hab韆 resultado
ganadora en la 54.?edici髇
del Premio Planeta con la novela
Pasiones romanas, que le
report?los 601.000 euros que
acompa馻n al galard髇
literario mejor dotado de las
letras hispanas. Por su parte,
el peruano Jaime Bayly quedaba
finalista con Y de repente,
un 醤gel.
Tras su normal sorpresa ante la
noticia y la posterior lluvia de
felicitaciones, la autora
declar?ante los numerosos
asistentes que su novela hab韆
sido escrita con 玡sfuerzo y
pasi髇?y que supon韆 玼na
apuesta [personal] muy fuerte?
Dijo tambi閚 que Pasiones
romanas habla del azar, y, de
hecho, comienza con un hecho
casual que cambia la vida de uno
de los dos protagonistas
masculinos de la historia; se
trata, en fin, de 玼na historia
de amor y de los encuentros y
desencuentros que provoca el
amor; un relato sobre las
segundas oportunidades en una
閜oca vertiginosa que a veces
nos hace creer poco en segundos
trenes? La novela sit鷄 la
acci髇 entre Mallorca y Roma,
aunque el gran escenario es la
capital italiana, 玭o la ciudad
monumental, sino la Roma m醩
escondida, la de las callejuelas
y las peque馻s plazuelas del
Trast関ere en invierno?
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Juan
Mars?(Tarragona, 1933),
escritor y miembro del
jurado que otorg?el
Premio Planeta 2005. |
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Hasta aqu?todo normal, como
todos los a駉s. Pero el diablo,
que no pega ojo, no estaba
dispuesto a que todo le saliese
bordado a la escritora
mallorquina. A guisa de Pandora,
la caja de los truenos la abri? el escritor catal醤 Juan
Mars? Era previsible, porque
ya lo hab韆 hecho notar el d韆
anterior. Mars? miembro del
jurado que concedi?el Planeta
a Mar韆 de la Pau, volvi?a
afirmar que ninguna de las dos
novelas galardonadas ten韆
suficiente calidad literaria y
que, por ese motivo, por respeto a su
conciencia, no hab韆
votado, a ninguna de las
dos. Argument?Mars?que la
novela ganadora adolece de dos
problemas capitales: por un
lado, un ritmo narrativo tan
pormenorizado y tan meticuloso
que es capaz de impacientar al
lector m醩 sosegado, y, por
otro, la insufrible decantaci髇
hacia lo sentimental que
impregna todo el texto.
Continu?Mars?la explicaci髇
de su voto afirmando que 玡n un
pa韘 con tantos premios
literarios, que se produzca
s髄o media docena de buenas
novelas al a駉 es puro
milagro? y culmina su
intervenci髇 afirmando que
玠esde el punto de vista
comercial, el Premio Planeta
funciona como una seda, pero,
desde la 髉tica literaria, es
m醩 que dudoso?
Como tambi閚 era de prever,
Mars?arremeti?sus cr韙icas
contra la novela finalista,
reprochando a Bayly que 玶ecurre a un
escritor, sin que luego
desarrolle c髆o influye la
cuidadora de la casa en la
creaci髇 literaria del
protagonista. Es como si se
clavara un clavo en una pared,
sin que al final se cuelgue
ning鷑 cuadro?
La igualmente miembro del jurado
y directora de la Biblioteca
Nacional, Rosa Reg醩,
manifest?asimismo su
frustraci髇 poniendo de
manifiesto que esperaba que el
nivel del Planeta fuera m醩
alto, y destac?como incidencia
positiva de esta edici髇 que la
poca unanimidad hab韆
propiciado 玼n largu韘imo y
enconado debate sobre
literatura, que siempre se echa
en falta en Espa馻?
II
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Francisco
Umbral (Madrid, 1935),
escritor galardonado con
el Premio Cervantes y
columnista del diario
"El Mundo". |
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No cesaron aqu?las cr韙icas a
la novela vencedora en
el Planeta de este a駉. El 8 de noviembre,
el diario El Mundo
lanzaba a los cuatro vientos la
noticia de que, durante la
presentaci髇 p鷅lica de los
Premios Planeta 2005, el
escritor, premio Cervantes y
columnista Francisco Umbral se
sumaba a la pol閙ica iniciada
por Juan Mars?al criticar la
baja calidad de las obras
presentadas a este jugoso
galard髇 literario, asegurando
que el libro Pasiones Romanas
era una 玭ovela sin estilo?
defecto este cuya impunidad y
tolerancia no le resultaban ya
extra馻s en las nuevas
tendencias literarias, ya que la
novela en cuesti髇 se enmarcaba
en las ltimas formas de
moda, que no se sabe si son
buenas o malas? como ocurre
con las novelas de Arturo
P閞ez-Reverte, que 玹ampoco
tiene estilo y ning鷑 cr韙ico
se lo reprocha? y sentenci? que 玞on la muerte del estilo,
vendr?la muerte de la
literatura, que es lo que
representan esos grandes
best-seller que se venden
ahora?
III
P閞ez-Reverte recogi?el guante
lanzado por Umbral un par de
semanas antes. Y ahora,
pr髕imos ya a su extinci髇 los
鷏timos d韆s de 2005, por el
inter閟 que ha despertado entre
muchos lectores los dardos
emponzo馻dos que arroj?el
autor murciano (con fundamento o
injustamente, no tomaremos
partido) contra Umbral desde su
secci髇 y escrito arriba
mencionados, estimamos de mayor
inter閟 que un comentario
nuestro la reproducci髇
completa del art韈ulo de
P閞ez-Reverte, para que, entre
otras cosas, puedan juzgar
nuestros lectores sin ning鷑
apunte mediatizado:
獺ace a駉s tuve una pol閙ica
con Francisco Umbral que acab? cuando escrib?un art韈ulo
titulado Sobre Borges y sobre
gilipollas, donde el gilipollas
no era Borges. Desde entonces,
en lo que a m?se refiere,
Umbral ha permanecido mudo; cosa
que en un teclista con su
logorrea ?/span>玡scribe
como mea?/span>, dijo
de 閘 Miguel Delibes?/span> supone un prodigio de continencia. Pero el tiempo pasa,
la edad termina afloj醤dole a
uno el muelle, y ahora vuelve a
meterme los dedos en la boca. El
estilo, o sea. Al maestro de
columnistas no le gusta mi
estilo literario, y le sorprende
que se lean mis novelas.
Tambi閚, de paso, le parece
inexplicable que nadie lea las
suyas, ni aqu?ni en el
extranjero. Que fuera de Espa馻
no sepan qui閚 es Francisco
Umbral, eso dice tenerlo
asumido: su prosa es tan
perfecta, asegura, que resulta
intraducible a otras lenguas
cultas. Pero no vender aqu?un
libro lo lleva peor. No se lo
explica, el maestro. Con su
estilo. As?que voy a intentar
explic醨selo. Con el m韔.
Francisco Umbral tiene ?/span>y nos lo recuerda a cada instante?/span> la mejor prosa de Espa馻. Tambi閚 cultiva una imagen,
m醩 social que literaria,
inspirada en el malditismo
narcisista y la soledad del
escritor incomprendido y genial.
Pero eso es cuanto tiene. Nunca
pis?una universidad como
alumno, ni ley?un cl醩ico, ni
tuvo una formaci髇 que
trascendiera la cita, el plagio
entreverado y el picoteo de lo
ajeno. La lectura tranquila de
sus libros y columnas s髄o
revela frivolidad superficial,
incultura camuflada bajo la
brillante escaramuza del estilo.
En realidad, Umbral nunca tuvo
nada que decir. La idea, el
comentario o el libro citados en
abundancia aqu?y all??/span>a menudo de forma incorrecta, como ocurre con Borges y la
Biblia, entre otros?/span> casi
nunca provienen de lecturas
directas, sino que delatan la
tercer韆 de la revista,
suplemento cultural, antolog韆
o texto ajeno donde fueron
espigados. Sospecho, adem醩,
que Umbral anda muy flojo de
lenguas, lo mismo vivas que
muertas, aunque para el estilo
le baste con la que tan bien
maneja. Y en cuanto a la gran
novela b醩ica, la que forma los
cimientos de todo novelista
s髄ido, su ignorancia resulta
asombrosa en un escritor de
tales pretensiones. Por eso
resulta esclarecedor que, en sus
innumerables intentos frustrados
de novelar, mencione siempre con
desprecio a Cervantes, Gald髎,
Dickens, Tolst骾, Dostoievski o
Baroja, y entre los
contempor醤eos, a Mars?
M鷍ica Lainez o Vargas Llosa; o
que cometa la bajeza de situar
al honrado Jos?Luis Sampedro o
al dign韘imo e impecable Luis
Mateo D韊z a la misma altura
que a Ma馻s, el chico del
Kronen. En esa l韓ea, las
universidades s髄o valen para
algo cuando invitan a Umbral, y
le pagan. Igual que los premios
literarios, el Cervantes o la
Real Academia: s髄o tienen
prestigio si 閘 los consigue.
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Arturo
P閞ez-Reverte (Cartagena,
Murcia, 1951), escritor, miembro de
la RAE y columnista del
suplemento "El
Semanal". |
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Y es que Umbral no escribe
literatura: 閘 es la literatura
棲Borges y
yo?/span>,
afirmaba sin complejos hace unos
a駉s?/span>. Y si
la gente no lo lee, es porque a
la gente no le interesa la
literatura; no porque no le
interese Umbral, ni porque
repugne, por ejemplo, el sexo
turbio que impregna sus novelas;
m醩 turbio a鷑 cuando
imaginamos al propio Umbral
practic醤dolo. Un personaje de
quien Jimmy Gim閚ez Arnau ?/span>que no se dir韆, en rigor, espejo de virtudes?/span> ha escrito: 玃adece c醤cer de alma?/i>.
La cita no es casual, porque,
adem醩 de ser un periodista que
nunca dio una noticia, de que en
sus novelas y columnas no haya
una sola idea, y de alardear de
una cultura que no tiene, lo que
trufa toda la obra de Umbral,
desde el principio, es su bajeza
moral. La 玦nfame
avilantez?/i> que, ya metidos
en citas, le atribuy?la
poetisa Blanca Andreu. Siempre
estuvo dispuesto a despreciar a
novelistas ancianos o fallecidos
como Gironella, Aldecoa, o el
Cela a cuya sombra en vida tanto
medr??/span>y a quien dedic? caliente el cad醰er, un librito
oportunista e infame, escrito,
eso s? con estilo sublime?/span>, o a insultar y se馻lar con el dedo a antiguas amantes
y a mujeres que le negaron sus
favores; aunque esto lo hace
s髄o cuando no pueden
defenderse y sus maridos est醤
muertos o en la c醨cel. Tan
miserable h醔ito no lo
mencionar韆 aqu?de limitarse
a lo privado; pero es que Umbral
tiene la bajuner韆 de salpicar
con 閘 su literatura. Su bello
estilo. A todo eso a馻de una
proverbial cobard韆 f韘ica,
que siempre le impidi?sostener
con hechos lo que desliza desde
el cobijo de la tecla. Pero al
detalle iremos otro d韆. Cuando
me responda, si tiene huevos. A
ver si esta vez no tarda otros
cinco a駉s. El maestro.?/span>
Ah?queda la cosa.
*
*
*
No es, pues, un duelo nuevo. Y
aunque, l骻icamente, el diario El
Mundo, a trav閟 de su
secci髇 揤ox Populi?
curs?una breve respuesta
varios
d韆s despu閟 a P閞ez-Reverte
por lo escrito contra su
columnista, en el que, entre
cosas, afirmaba que 玆everte no
le llega a Umbral ni a la suela
del zapato, ni como escritor, ni
como intelectual? lo cierto es
que Umbral no ha respondido
todav韆, pero tenemos la
impresi髇 de que, tarde o
temprano, nos dar?a conocer su
r閜lica a las palabras del
padre del capit醤 Alatriste. Desde luego,
conociendo a los contrincantes
en liza, el enfrentamiento
promete continuar. No creemos
que Umbral encaje como un d骳il
corderito el feroz pu馿tazo verbal
que P閞ez-Reverte le ha
propinado directamente contra
las bruces.