OLVIDADAS
TUMBAS
Olvidadas tumbas
que alguna vez fueron blancas.
Inerte la plástica flor
es descolorida memoria.
Desterrados del paraíso
yacen nuestros muertos.
Ajeno a Dios, un mendigo llora.
PRIMOGÉNITO
Primogénito:
Tendrás mis ojos de nada
incrustados en tu huérfana presencia,
mis gotas de lluvia flagelando
al esquivo tiempo, mis ahogados silbidos
poblando inútiles vacíos.
Tendrás mi mortaja sobre el blanco lienzo,
el ansiar desparejo, este ser nadie
sobre esferas secas.
Tendrás un pueblo mudo
señalando celdas y el correr
por hoscos pasillos floreciendo miedos.
Tendré de ti esa soledad tuya,
esta soledad mía.
MI
MADRE PREGONABA
Mi madre pregonaba que en la siesta
habitaban los duendes, que del cielo rojo
de la tarde no esperemos agua,
que si comías sandía y te bañabas morías,
que el viejo de la bolsa no era el de navidad,
que el amor no elegía hogares.
Con mis hermanos fuimos tribus,
malabaristas, despistados brujos,
ser doctor era fácil,
la princesa era mi hermana y el dragón a veces fui
yo.
Sabíamos del ratón que coleccionaba dientes
y al pisar los charcos llegábamos a la luna.
Mi Padre me regaló su rostro de niño,
su infinita tristeza, su abrazo.
Condenado a huérfano él construyó torres,
fue mártir, héroe de corazón íntegro,
pan fresco para nuestras bocas.
Desafiando olvidos llegó la noche.
Hoy la luna es inalcanzable.
Tengo todavía el rostro ajeno,
ahora agrietado de melancolías.
Decapitado mi corazón no supo de amor
y quedé inconcluso. Sólo respiro.
Allá, en mi pueblo, habita la infancia,
aquí lastima el tiempo.
LA
CASA GUARDA EN SU FONDO
La casa guarda en su fondo
lejanas ausencias.
Inertes pétalos,
ni un perro
ni siquiera Dios.
Las musas en la vereda.
5
DEBAJO
DE TU NOMBRE*
A Alejandra Pizarnik
Perdida
en un cajón,
tu muñeca espera.
Por salvarte, Alejandra,
te fugaste de la isla,
ya no formarás fila para morir.
¿Agitarás ahora pañuelos en la noche?
¿Tendrás después de todo
perfume de pájaro acariciado?
La melancolía se ríe del tiempo.
Hoy te leo con mis ojos
que no son míos,
hoy te escucho con la voz
de tu memoria/noche.
Un grito de lobo también te espera.
¡Ay, Alejandra,
si vieras qué solos están ahora
el muelle gris y las casas rojas!
Las viejas canciones miedosas del alba
aún tienen miedo.
Necesito, poeta creadora de silencios,
tu presencia para mi sed
y no embriagarme de ausencia.
Necesito, Alejandra,
tu último viento,
para llorar debajo de tu nombre.
*Varios versos
fueron tomados de poemas de Alejandra Pizarnik.
HAS
DEJADO CAER
Has dejado caer la copa de vino sobre mi radiante
ofrenda. Has creído en Dioses que, hurgando en
ti, nunca sentiste cerca. Te has percatado de
que hay infiernos, que hay arenas, que hay
olvidos; aún así, dejaste sobre mi mesa
manojos de suspiros de mártir cobardía.
Has sembrado sobre mi estéril boca el dulce néctar
que me embriaga. Inerte mi lengua precipita
espasmos en tu desolada huella. Desnudo liberas
cicatrices desde tus abismos.
Eres
diadema intacta, sentido puro, frágil razón, y
marchas sobre mi sed insigne escultor del aire.
Levanta
el vino derramado y acepta mi ofrenda desde el
lecho fiel de mi templo. Toma de mí el
sacrificio de la sangre nueva y hazme instinto
puro, diadema, estatua noble.
Tómame
y, cuando tú seas mi sangre y yo tu néctar,
reposaremos en el manto azul de una eternidad
cierta.
¡Tómame...!